Un anónimo pagará la casa a la familia viguesa desahuciada

"Nos vamos, pero momentáneamente". Con estas palabras, Manuel Dasilva y Charo Amorín, los vecinos del barrio vigués de Sampaio cuya casa deben derribar por orden judicial, anunciaban ayer a sus vecinos y a los medios de comunicación que habían tomado una decisión.

La pareja, que aún reside en la vivienda junto con su hija, tenía de plazo el pasado fin de semana para estudiar el ofrecimiento de realojo por parte del ayuntamiento. La llamada de una persona, que no quiere salir del anonimato, comprometiéndose a costear parte del derribo y de la posterior reconstrucción de la vivienda en el mismo terreno, les ayudó a inclinarse por aceptar la mudanza antes de que entre la piqueta a la fuerza.

"Perdonad que me emocione, esto no le ocurre a mucha gente", pudo decir Dasilva, interrumpido por los aplausos de vecinos, amigos y familiares que se congregaron en la sede de la Asociación de Vecinos de Sampaio. Él mismo volverá a levantar su casa, aunque tendrá que esperar a que el nuevo Plan de Urbanismo entre en vigor. Deberá, además, trasladar la edificación unos metros con respecto a la actual ubicación dentro del solar que es de su propiedad. El benefactor de la familia ya les ha garantizado su ayuda económica por escrito.

"La decisión hubiera sido la misma de no existir esta persona y, aunque me duele mucho dejar mi casa, prefiero derribarla a que un vecino salga lesionado por mi culpa, eso yo no me lo perdonaría", añadió Dasilva, en referencia al primer intento de derribo, ocurrido hace unos meses, que pudieron paralizar los vecinos. El matrimonio agradeció públicamente las muestras de apoyo recibidas.