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Reportaje:ACB

Estudiantes se asoma al abismo

La derrota ante el Fuenlabrada acerca a los del Ramiro al primer descenso de su historia

La derrota de Estudiantes, ayer, ante el Fuenlabrada, tuvo un rostro. El de Carlos Suárez. A ocho segundos del final -con 68-70 en el marcador-, el alero estudiantil asumió la responsabilidad de la última jugada. Recibió el balón de Sergio Sánchez. Levantó la mirada. Penetró para buscar una falta, doblar el balón a un tirador o un tiro cercano que asegurase la prórroga. Era su momento. Había sido el máximo anotador (14 puntos) y el máximo reboteador (7 rechaces) de su equipo.

Pero el balón decidió escabullirse de sus manos. El chico quedó inmóvil, boquiabierto, consciente de haber dilapidado uno de los últimos cartuchos de su equipo para mantenerse en la ACB. Y se quedó mirando a Saúl Blanco encarar la canasta más cercana a La Demencia para machacar el 68-72 final. De nada sirvió que Jasen, con dos triples seguidos, adelantase a Estudiantes (66-65) cuando faltaban 33 segundos. Decidió la cabeza fría del Fuenla y las dos últimas pérdidas de balón de los colegiales.

"Algo debe de pesarles la responsabilidad de bajar a la LEB", destaca Azofra

Tras la bocina final, los fuenlabreños estallaron en un júbilo incontenible, sabedores de casi haber asegurado su estancia en la ACB. Y su afición, que ayer tiñó de naranja una amplia zona del pabellón, coreó con sorna y algo de mala leche el estudiantil "¡Que salgan los toreros!". Mientras los estudiantiles desaparecían de la cancha, Suárez, con las manos tapando su rostro, permanecía en cuclillas, en el centro de la cancha. Sólo Javi Beirán, otro producto de la cantera del Ramiro de Maeztu, se acercó para darle una palmada de afecto. Pero Suárez, hundido, no tenía consuelo.

Algunos aficionados de Estudiantes tardaron dos largos minutos en despegar las manos de la cabeza. "Venga hombre, que aún quedan tres partidos", le decía un chaval a su amigo Pablo, desconsolado, con los ojos irritados de tanto llorar. A su lado, otra aficionada guardaba en el bolso un pañuelo empapado en sus últimas lágrimas. "Si los demás tuvieran los huevos de Carlos, las cosas habrían sido distintas este año", se oyó en la parada de metro de Lago, la más cercana al Telefónica Arena.

Pero ningún piropo le servía ayer a Suárez. El alero, con 21 años, y en su cuarta temporada con el primer equipo, apareció cabizbajo y aturdido ante los medios. "La ansiedad nos ha batido; no hemos estado a la altura en los últimos minutos del encuentro", declaraba con los ojos vidriosos.

La ansiedad. Una constante en los tres últimos partidos -tres derrotas- de Estudiantes y que ha aparecido siempre al final, cuando más se necesita tener la cabeza fría. "No es excusa; el Fuenla también se jugaba el descenso", se lamentaba Azofra, el emblema de La Demencia, el chico más listo de la clase, ahora ayudante del técnico, Velimir Perasovic. Él conoce como nadie el peso de una camiseta histórica, la de Estudiantes, que ha defendido en 605 ocasiones. "Algo les debe de pesar la responsabilidad de bajar a la LEB, pero cada jugador es un mundo", aclara Azofra; "nosotros tratamos de inculcarles la presión justa, pero queremos que sean conscientes de la situación". La situación dice que Estudiantes, el único club junto a Madrid y Joventut que nunca descendió de categoría desde su fundación en 1948, es penúltimo con 9 victorias.

"No, no es posible que bajemos", dice Ignacio Gosálvez, de 17 años, estudiante del Ramiro y, como buen demente, vestido con chilaba hasta los tobillos y pañuelo palestino. Rodeado de camisetas azules con el lema quenobajamos.com, lamenta que este año no se fichase bien -la incorporación a mitad de año de Potapenko y Morandais acabó con uno desparecido y el otro cortado- y que en el equipo haya cada año menos canteranos.

Pero ni la afición -mostró un cartel que rezaba: "Derrota tras derrota, hacia la victoria"- ni Suárez se rinden. "Con tres victorias nos salvamos", avisa el alero. Pero su compañero Sergio Sánchez lamenta la ocasión perdida: "Era un partido que debíamos haber ganado".

Perasovic da instrucciones a Sergio Sánchez durante el partido.
Perasovic da instrucciones a Sergio Sánchez durante el partido.EFE

"Granada... o a la LEB"

Confirmado el descenso a la LEB del León tras caer (82-81) ante el Akasvayu Girona, falta confirmar su acompañante a la división de plata del baloncesto español. Y el máximo pretendiente es Estudiantes, penúltimo con nueve victorias, a dos del Granada y del Grupo Capitol. Cuando restan tres jornadas, los colegiales apelan a un milagro que Velimir Perasovic resumía ayer con su frialdad balcánica. "Nos la jugamos en Granada. Si ganamos allí, tendremos opciones de salvarnos. Si perdemos, bajamos".

No será tan crudo como lo explica el técnico croata. Pero casi. Si los colegiales caen el sábado (18.30) ante los de Valdeolmillos y el Grupo Capitol saca adelante su choque en Fuenlabrada, el histórico Estudiantes, el equipo de las tres Copas del Rey, el club que se precia de ser, junto al Joventut de Badalona, la cantera del baloncesto español, habrá consumado el descenso a la LEB. Y abandonará al Madrid y el Joventut en el trono de los equipos que nunca han descendido de la máxima categoría.

"No supimos romper el partido cuando nos adelantamos 48-39 en el tercer cuarto", explicó Perasovic; "y nos faltó el oficio del Fuenlabrada, que supo forzar faltas para conseguir puntos en tiros libres".

Javier Tejedor, el presidente colegial, bajó tras el partido al vestuario para hablar con el técnico, que sustituyó en noviembre a Mariano de Pablos. Lo cogió en última posición, con una victoria y ocho derrotas. Cuando faltan tres jornadas, sigue en descenso. Y ha perdido los tres últimos partidos.

"¿Que si pueden salvarse?", se preguntaba Luis Casimiro. "¿Por qué no? Igual cuando nadie apueste un euro por ellos es cuando llega su momento", advertía el técnico del Fuenlabrada, que el sábado, ante el Grupo Capitol, podría certificar su propia estancia en la ACB y favorecer la de su vecino.

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