Herederos que no heredan
Anita Roddick, la fundadora de Body Shop, ha dejado su dinero a una ONG. Otros millonarios siguen la moda
La inefable Paris Hilton ya no puede lucir la etiqueta de rica heredera desde que su abuelo Barron anunciara la intención de donar su fortuna a obras caritativas. El gesto del patriarca del imperio Hilton entrañaba una reprobación al colorido estilo de vida de su famosa nieta. Anita Roddick, la fundadora de la compañía Body Shop, adoraba en cambio a sus hijas, pero el testamento difundido ahora, a los siete meses de su muerte, confirma su resolución de que ninguna de las dos percibiera un solo penique de su fabuloso legado. Las afectadas, Sam y Justine Roddick, están completamente de acuerdo con el último deseo de su madre de entregar los beneficios de su compañía de cosmética natural a diversas causas sociales.
"Morir rica me parece una obscenidad", declaraba la empresaria británica poco antes de su fallecimiento el pasado septiembre, a los 64 años, a causa de un derrame cerebral. Entonces ya había anunciado que los réditos obtenidos por la venta de Body Shop al consorcio L'Oréal (2006), que le reportaron 62,7 millones de euros a título personal, irían destinados a la fundación benéfica que lleva su nombre. Ésta se dedica a apoyar económicamente a diversas organizaciones no gubernamentales, entre las que figuran Amnistía Internacional y los ecologistas de Greenpeace. Su viudo y socio empresarial, Gordon Roddick, sigue reteniendo una participación habida de la operación con L'Oréal, muy criticada en su día porque el gigante francés experimenta con animales en sus laboratorios. Desde su creación, en 1976, Body Shop siempre se ha declarado contrario a esa práctica.
Tras serle diagnosticada una hepatitis C, en 2004, contraída a raíz de una transfusión de sangre, Anita Roddick decidió regalar en vida una pequeña parte de sus bienes a familiares y amigos, y consagrar el resto a las causas con las que se alineó a lo largo de los años. Siempre se mostró orgullosa de que sus dos retoñas volaran por su cuenta, en especial Sam, creadora de un lucrativo negocio (Coco de Mer) dedicado a la venta de productos eróticos.
En la misma línea, la chef televisiva Nigella Lawson, uno de los rostros más populares del Reino Unido, declaraba recientemente que estima contraproducente dejar su millonaria herencia a sus dos hijos, aunque no aclaró quién o quiénes serán los receptores de la misma. Al igual que el empresario estadounidense Warren Buffet, decidido a dedicar el 85% de su inmensa fortuna a la fundación benéfica que encabezan Bill y Melinda Gates, volcada en campañas sanitarias y educativas. Inquirido sobre la reacción de su familia, Buffet -uno de los hombres más ricos del mundo- declaraba: "Quiero dejar a mis hijos el dinero necesario para hacer cualquier cosa, pero no el suficiente para que no hagan nunca nada".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.