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Reportaje:

El año del Tigre

Más confiado y perfeccionista, Woods llega al Masters como el jugador "imbatible"

Juan Morenilla

Cuando Ben Hogan, otro obseso del swing, hasta el punto de que lo practicaba en la habitación del hotel, tenía la edad que tiene ahora Tiger Woods (32 años), había ganado 16 torneos. El Tigre, no sólo un perfeccionista del swing, sino de cualquier movimiento del golf, ha celebrado ya 64, dos por cada año de su vida. Son los mismos de Hogan en toda su carrera, más de los que consiguió otro mito, Arnold Palmer (62), y sólo por debajo de su próxima víctima, Jack Nicklaus (73). Aquel poster que el padre de Woods, Earl, colocó sobre el cabezal de la cama de su hijo con el número de grandes ganados por Nicklaus (18) tiene cada vez menos victorias por tachar. Woods ha vencido en 13 majors y sólo es cuestión de tiempo que se convierta en el mejor de la historia.

"Estoy en un nivel superior. Tengo golpes que antes no tenía", asegura

El siguiente paso pretende darlo desde este jueves en el Masters de Augusta, terreno de récords para los dos. Nicklaus fue el jugador más veterano en vestirse de verde, con 46 años en 1986, su sexta chaqueta, la mejor marca de la competición; Woods el más joven, en 1997 con 21 años y 18 golpes bajo el par, la victoria más amplia de la historia y el primero de sus cuatro triunfos.

Woods llega ahora a Georgia con una cuenta pendiente con Augusta, el torneo que no gana desde 2005, desde aquel increíble chip en el hoyo 16. Sólo ha ganado un Masters en los últimos seis años y el pasado ni siquiera salió en la foto final, en la que Phil Mickelson vestía de verde al inesperado Zach Johnson. Así que El Tigre llega hambriento, lanzado después de ganar siete de los ocho últimos torneos jugados. Los números hablan del mejor golfista del mundo, de un número uno cuya distancia respecto al dos (Mickelson) es mayor de la que separa a éste del 1.342º de la clasificación mundial. Los rivales, de un mito inalcanzable. "Será imbatible hasta que se aburra", advierte José María Olazábal; "nos ha obligado a todos a mejorar un montón". "Deberíamos abrirlo a ver qué tiene dentro; sólo tuercas y tornillos", se resigna Stewart Cink, el último que osó desafiarle en el Accenture Match Play.

"La perfección", según Nicklaus, reúne unos brazos de pegador, un swing recto como el de un robot, aprendido desde que era niño de manera tan natural como andar, y una mente impenetrable, martilleada por un padre que fue boina verde. "Odio perder. Mi padre era igual y mi madre incluso más fiera. Me criaron para ser competitivo y nunca abandonar. Mi padre, en su trabajo como soldado en Vietnam, sabía que, si abandonaba, estaba muerto", resume el californiano.

En su lucha contra la historia, Woods se ha marcado en rojo dos objetivos. Uno es dejar atrás a Nicklaus en el altar de los elegidos. El otro, conseguir lo que nadie ha logrado, los cuatro grandes en una misma temporada, el año perfecto, el Grand Slam o, como ya lo llaman, el Tiger Slam. Según él, ya lo consiguió entre 2000 (Abierto Británico, US Open y US PGA, con lo que igualó a Hogan, 1953, como el único con tres grandes en 12 meses) y 2001 (Masters), pero dicen los puristas que no, que aquello no fue en el mismo año por mucho que fueran consecutivos. Así que Woods está dispuesto a dar el golpe en 2008. "Este año puedo ganar el Grand Slam. La mayoría de los años en mi carrera he ganado más de cuatro torneos. Sólo es cuestión de ganar los cuatro adecuados", dice.

Su confianza se ha disparado desde que en 2003 cambió de entrenador, de Butch Harmon a Hank Haney, para mejorar el swing y no cargar el peso sobre su rodilla izquierda. "Sabía que podía alcanzar un nivel superior. Ahí es donde estoy ahora. Tengo golpes que antes no tenía", dice Woods. El año pasado se quedó a uno y dos golpes de ganar el Masters y el US Open y no parece que vaya a perdonar más oportunidades.

La voracidad de Tiger sale además del circuito estadounidense. En el europeo es ya el tercer golfista con más victorias, 34, sólo superado por las 42 de Bernhard Langer y las 50 de Seve Ballesteros. "Woods juega como mi hijo lo hace en la playstation. Hace cosas increíbles", comenta el español, doble ganador del Masters.

En 1996, Nicklaus y Palmer jugaron una vuelta de entrenamiento con el entonces amateur Woods. Después de los 18 hoyos, vaticinaron: "Este chico ganará más Masters que nosotros dos juntos".

Woods: El mejor pagado y... ¿el más famoso?

Tiger Woods se pasea por el campo durante el Arnold Palmer Invitational, torneo que ganó el pasado marzo.
Tiger Woods se pasea por el campo durante el Arnold Palmer Invitational, torneo que ganó el pasado marzo.REUTERS

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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