"La expulsión lo cambió todo"

Siempre se deja algo el Real Madrid en sus últimas visitas a Mallorca. Ayer, fueron dos puntos. Un partido que se le escapó en la segunda mitad, ante un Mallorca que no bajó los brazos pese a verse en desventaja con el gol marcado por Sneijder.

"Hasta la expulsión tuvimos el partido controlado, pero no aprovechamos el momento de marcar el segundo gol", se justificó Bernd Schuster. "Cuando nos expulsaron a Ramos, cambió todo y se nos pusieron las cosas difíciles. Esa acción cambió el partido. Al final, nos llevamos un punto y es importante sumar en esta fase de la temporada".

Socarrón y seco como de costumbre, el técnico alemán defendió su decisión de dar entrada a Diarra en el carril derecho después de que Ramos viera la segunda amarilla: "En ese momento era la única solución, el único cambio que podíamos hacer de forma rápida. Si te parece, podríamos haber puesto a Robinho, que era el único que estaba calentando", le espetó el técnico alemán al periodista. El ex canterano del Madrid Borja Valero, ayer goleador frente a su ex equipo, le dio la solución al entrenador: "Torres, que es de la casa y juega precisamente en esa posición, demostró después que lo habría hecho mucho mejor".

"Me voy con mal sabor de boca por no haber ganado", dijo Manzano

Un mensaje colgó en el vestuario local: "Volverán a tropezar en la misma piedra"

La de ayer fue una noche de eslóganes en el Ono Estadi. El que definió la estrategia del Mallorca lo diseñó el psicólogo Gregorio Manzano, y sus jugadores lo pudieron leer durante toda la semana en las pizarras del vestuario balear: "El Madrid volverá a tropezar otra vez con la misma piedra". La misma piedra que eliminó a los blancos de la Copa del Rey.

En esta ocasión, no obstante, el truco del entrenador jienense para motivar a sus hombres sólo surtió efecto a medias. "Me voy con mal sabor de boca por no haber ganado este partido. No voy a dormir tranquilo", se lamentó Manzano.

El entrenador del Mallorca hizo referencia también a otro eslogan que la grada coreó con irritación, el ya clásico Así, así, así gana el Madrid. Fue la banda sonora que cerró la primera parte. En su libreta, Manzano se anotó como mínimo dos agravios del árbitro Daudén Ibáñez: el gol anulado a Fernando Navarro por una falta previa de Arango sobre Ramos, y las manos del central madridista Cannavaro dentro del área.

"Todo España", dijo Manzano, "ha visto lo que ha sucedido, lo que yo ya había advertido en otras ocasiones: que en los Mallorca-Madrid siempre pasa algo con el árbitro". "Si esas acciones se hubieran sancionado como es debido, hubiéramos podido ganar el partido", concluyó. En la misma línea se explayó Güiza, delantero del Mallorca: "No tengo nada que decir sobre el árbitro, hoy [por ayer] que estaba la tele lo habrá visto todo el mundo". El ariete se quedó a las puertas de marcar su decimoctavo gol en Liga. El travesaño se lo impidió, y él se quedó "tocado", según admitieron sus compañeros Ibagaza y Valero. Güiza lo explicó después con llaneza: "Cuando la pelota no me entra, me enfado. Si no, no jugaría al fútbol". Ni sobre la actuación arbitral, ni sobre nada se quisieron pronunciar los jugadores del Madrid, que se refugiaron en el autobús.