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Reportaje:TENDENCIAS

Una terminal a lo grande

Arranca la T5 de Heathrow, en Londres, un proyecto de Richard Rogers

Anatxu Zabalbeascoa

Tan grande como Hyde Park, el parque más famoso de Londres, y tan ligera como un jardín, la nueva terminal 5 del aeropuerto de Heathrow despegó en medio del caos y la desorganización (se cancelaron más de cien vuelos) el último fin de semana de marzo, multiplicando por cuatro el espacio de su antecesora, la antigua T4. La ingente terminal firmada por Richard Rogers es el mayor edificio aislado erigido en el Reino Unido hasta la fecha. Un trabajo faraónico que precisó el desvío de dos ríos. Con dos satélites auxiliares, los T5B y T5C (este último previsto para 2010), la T5 es además el primer proyecto de aeropuerto de Rogers, aunque, curiosamente, sea el último que ha concluido el flamante premio Pritzker. Cosas de la arquitectura. Cuando, a finales de los ochenta, el despacho de este arquitecto recibió el encargo de ampliar el principal aeropuerto de su ciudad, estaba concursando para rehacer el de Marsella, que concluyó en apenas tres años. Y cuando en 1997 ganó, con el Estudio Lamela de Madrid, el concurso para construir la T4 de Barajas, llevaba casi una década tomando decisiones sobre la terminal londinense.

Transparente y abierta, los cristales que cubren toda la pared perimetral del aeropuerto ofrecen panorámicas sobre el vecino castillo de Windsor, la residencia de verano de la reina y el legendario estadio de Wembley, ideado por otro arquitecto experto en aeropuertos y ex socio de Rogers, Norman Foster.

Aunque resulte fácil orientarse, gracias a su falta de cerramientos y a la abundante luz natural, y aunque British Airways, la única aerolínea usuaria de la terminal, asegure que la T5 cambia el concepto de despegue facilitándolo y aligerándolo, éste no ha sido un trabajo fácil. La construcción se realizó sin interrumpir el tráfico aéreo de Heathrow, el aeropuerto más transitado del mundo, y al final fue una solución constructiva lo que dio la clave del proyecto y, seguramente, su imagen más icónica. Cuando en 2004 pudo por fin instalarse su gran cubierta curva y preconstruida, los obreros comenzaron a trabajar sin interrupciones (por las lluvias) y lograron terminar el aeropuerto en cuatro años.

Rogers asegura que el mismo espíritu de progreso victoriano que está detrás de las grandes estaciones londinenses de Paddington y Saint Pancras es el que preside su terminal. Las más de cien nuevas tiendas instaladas, de Prada a Paul Smith, llevarán dinamismo a un aeropuerto que, como todos los levantados en las últimas décadas, tiene tanto de infraestructura para el transporte como de centro comercial. Más allá de los retos de rediseñar el mundo que han protagonizado Norman Foster en Hong Kong o Renzo Piano en Osaka, construyendo aeropuertos en terreno ganado al mar, o de la carrera de Foster para construir en Pekín, y en tan sólo cuatro años, el mayor aeropuerto del mundo, también con cubierta aerodinámica, British Airways asegura que la T5 marca un futuro de calma, luz y falta de colas y aglomeraciones.

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