Relevo
Eduardo Zaplana y Jorge Javier Vázquez compartían, salvando las muchas distancias, un cierto fuste canalla. Chulería de arrabal, lengua bífida, rostro de cemento: hacían lo que tenían que hacer, y lo hacían sin escrúpulos. No generaban indiferencia. Adoración, asco, risa, rechazo, crispación, incluso simpatía; nunca indiferencia. Fueron símbolos de una época. Tele 5 estrenó ayer Las gafas de Angelino, su nuevo programa de sobremesa, emitido en directo. Estaba Carmen Alcayde, el rostro femenino de Aquí hay tomate, pero no estaba Vázquez. En su lugar, un adolescente aragonés seleccionado, se dice, por su fotogenia y su simpatía. El chaval en cuestión era Angelino, un personaje con la misión de hacer olvidar la mala leche de Vázquez recurriendo a algo así como una inocencia pícara.
Los guionistas echaron mano de los recursos televisivos más nobles: lanzamiento de 6.000 euros sobre una plaza abarrotada (en Fuentes de Ebro, el pueblo de Angelino), referencias a la capacidad o incapacidad orgásmica de las españolas y bromitas telefónicas. El programa se movió entre lo lamentable y lo penoso. Carmen Alcayde, la veterana del Tomate, prometió que en adelante la cosa les saldría mejor. Mejorar Angelino parece fácil, porque empeorarlo es imposible. Todo apunta, sin embargo, a una existencia efímera.
En último extremo, lo esencial es el guión. Los presentadores de televisión, como los portavoces políticos, dependen de sus guionistas. Angelino no llega, de momento, ni siquiera a personaje. El mismo riesgo corre Soraya Sáenz de Santamaría, nueva portavoz del Partido Popular en el Congreso. Soraya, como Angelino, es de aspecto agradable. Como Angelino, parece seleccionada por la vía del casting y las pruebas de cámara. Como el chaval de Tele 5, tendrá que aprender sobre la marcha y asume un relevo difícil. La audiencia pide estocadas, saña y, a poder ser, lances grotescos. A estas alturas estamos ya muy maleados. Que haya suerte.
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