Ni en caliente ni en frío

Quizás, demasiado acostumbrados a las películas norteamericanas, muchos ciudadanos pensábamos que las fuerzas de seguridad del Estado disponían de una base de datos gracias a la cual bastaba con teclear el nombre de un delincuente para que apareciera en una pantalla una relación completa de sus fechorías y condenas. Lamentablemente, en la España del siglo XXI, y si hemos de creer a un juez, la vida de una niña o de cualquiera puede depender de la baja laboral de un funcionario porque a nadie se le ha ocurrido hacer un registro de delincuentes peligrosos con una condena pendiente. ¿Dónde hay que buscar responsabilidades? ¿En el juez instructor? ¿En los funcionarios administrativos? ¿En la Junta de Andalucía, que no cubrió una vacante? ¿En los altos organismos de Justicia que parecen más proclives a trabajar para los partidos que les han nombrado que para los ciudadanos a los que han de servir? ¿A los políticos a los que les parece más importante discutir sobre quién es el más competente para garantizar la integridad física y la seguridad de los ciudadanos en vez de qué hay que hacer para que la calle no sea una jungla?

Mucho me temo que, como en otras ocasiones, nadie hará nada con la excusa de que no se puede hacer reformas en caliente. ¿Y cuando todo se enfríe? Como siempre, tendremos que tragarnos el sacrosanto derecho del asesino a la redención de penas por hacer gimnasia.