Las armas de seducción de Carla
La primera dama francesa se vistió de john galiano para su visita a londres
La prensa internacional se ha rendido a sus pies. Se refieren a ella como la nueva Jackie Kennedy, y la británica, incluso, la compara con Diana. Carla Bruni ha triunfado en su primera pasarela como primera dama de Francia y en el salón más exquisito de todos cuantos hay: la corte de la reina Isabel II.
Pocos se han detenido a analizar los acuerdos firmados entre el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el premier británico Gordon Brown, pero muchos lo han hecho, en cambio, para fijarse en el estilismo que Carla Bruni ha lucido durante dos días.
Siguiendo la tradición de las grandes firmas que informan de las actrices que han escogido sus modelos con motivo de los Oscar, la casa Dior no ha parado de dar detalles sobre los conjuntos que ha lucido Bruni porque ha tenido "el honor de vestir a madame Sarkozy".
Bruni llamó hace varias semanas a su amigo, el diseñador de la casa Dior John Galiano, para que la ayudara. La primera dama de Francia se enfrentaba a su primer gran examen en el extranjero. "Elegí a Galiano porque confío plenamente en él", ha dicho. Además, Dior es propiedad de Bernand Arnault, un gran amigo de Sarkozy al que ayudó a llegar al Elíseo. Arnault es propietario de LVMH, un gigantesco grupo empresarial que aglutina las firmas más lujosas y famosas del mundo, como Dior, Louis Vuitton, Loewe y Givenchy. Las joyas que lució la primera dama de Francia se las proporcionó Chaumet, de su colección Clarisse.
Las horas de pasarela han ayudado a la ex modelo y cantante a lucir los modelos de Galiano y a no relajarse ante el objetivo de las cámaras que la han perseguido. El diseñador dispuso varios conjuntos en gris que combinaban entre sí y con un abrigo morado, que también compaginó con un traje del mismo tono. Por el día, se puso falda y pantalón. Y por la noche, recurrió a la gasa: el primer día azul, y el segundo color burdeos. Para la llegada a Londres se tocó con un sombrero azafata de los que usaba Jackie Kennedy y fue fiel al zapato bajo, que no ha dejado desde que se unió a Sarkozy. Él, en cambio, no abandona sus zapatos con alzas.
Sarkozy ha proclamado su felicidad por el éxito de su esposa. Quizá también por su maestría en distraer la atención de lo verdaderamente importante cuando las cosas no le van bien en el terreno político.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.