"La razón y la justicia están de mi lado. Mi vida no tiene precio"
El conductor que mató a Enaitz dice no estar preocupado por el nuevo atestado
"¿Te gusta la noche?", le pregunta Tomás Delgado al periodista, como si buscara su complicidad. El hombre que atropelló y mató a Enaitz Iriondo en 2004 se mostró así de confiado y depreocupado tras enterarse de que el nuevo atestado de la Guardia Civil de Tráfico certifica que su Audi A8 iba a entre 140 y 160 km/h en un tramo limitado a 90 (el atestado inicial marcaba 113) en el momento del accidente.
El conductor mantuvo ayer una conversación telefónica con EL PAÍS en la que afirmó: "Estoy bien, todo va bien, gracias. La razón y la justicia están de mi lado y no estoy preocupado".
"Tenemos derecho a un nuevo juicio", reitera la madre, Rosa Trinidad
Delgado no quiere entrar en detalles sobre el nuevo atestado. Tampoco aclara el episodio del cubata de whisky que dijo haber tomado tras atropellar a Enaitz para calmarse. Ni explica si, echando la vista atrás, volvería a poner la demanda exigiendo 20.000 euros a los padres de Enaitz por los daños a su coche y el alquiler de un vehículo de sustitución. Ni confirma lo anunciado por su abogado, una supuesta demanda contra los Iriondo y varios medios de comunicación. Sigue convencido de tener razón. Su voz no suena alterada. Al contrario, incluso se ríe.
"La vida pondrá a cada uno en su lugar, no te puedo adelantar nada más". A lo largo de los cinco minutos de entrevista, Delgado repite varias veces eso -"no te puedo decir nada más"-, para a continuación seguir hablando. "Tengo muchas ganas de arrancar, pero no puedo", asevera.
Delgado deja entender que se han dicho muchas mentiras sobre sus negocios, pero rehúsa dar detalles:
- He hecho mi fortuna sin hacerle daño a nadie.
- Hemos revisado el registro mercantil de arriba abajo. No hay nada a su nombre.
- Buff, se van a volver locos y no van a encontrar nada.
"Mi vida no tiene precio, se están metiendo en lo personal", se queja luego. También aprovecha para cargar contra el tratamiento dado por los medios a su caso. "Esto es noticia porque algunos lo han querido así. Se ha mancillado mi honor", reitera.
La fiscalía citará a Tomás Delgado
Tomás Delgado será llamado a declarar por la fiscalía de La Rioja en breve, según afirmaron a este periódico fuentes judiciales. Con este nuevo movimiento, el ministerio público espera atar todos los cabos a su alcance antes de presentar al juez su petición de que se reabra la vía penal contra el conductor que atropelló mortalmente a Enaitz Iriondo.
El martes, la cautela hizo que los padres del joven no quisieran valorar el dato del nuevo atestado publicado ayer por EL PAÍS antes de corroborarlo por su lado. "El fiscal nos lo ha confirmado. Lo de la velocidad es importante, porque el nuevo atestado se aproxima más a lo que decían nuestros peritos que a lo del informe de la Guardia Civil. Esperamos que sea suficiente para reabrir el caso", señaló ayer Rosa Trinidad. "Tenemos derecho a este juicio", recalcó. "Con esto queda demostrado que el primer atestado no se hizo bien".
¿Será suficiente para reabrir el caso? Todo depende de si la juez responsable estima o no que los datos recabados por la fiscalía pueden considerarse elementos nuevos. A favor de la apertura está el hecho de que el primer juicio se sobreseyó solo con el atestado, sin instrucción judicial. El abogado de la familia Iriondo, Francisco Llorente, declaró ayer que "la vía penal es más viable gracias a estos nuevos elementos". El letrado de Delgado, Santiago Gimeno, aseguró ayer que "no se puede reabrir [el caso] a menos que se modifique la ley".
La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en La Rioja cerró filas en torno a los agentes que realizaron el primer atestado. "No podemos hacer una valoración hasta ver el [nuevo] informe completo. El equipo de atestados sigue teniendo todo nuestro apoyo. Confiamos en su profesionalidad y en su trabajo, tal y como dijimos en su día", señaló un portavoz.
La AUGC emitió en febrero un comunicado defendiendo la "imparcialidad en la instrucción" llevada a cabo por los guardias civiles, rechazando las acusaciones de "prevaricación" por parte de los agentes, mencionadas en "distintas noticias de prensa".
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