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A TOPE
Columna
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Vacaciones de Semana ¿qué?

Si fuéramos honestos, la mayoría de los que hemos vacacionado estos días tendríamos que haber ido a trabajar. Porque en realidad, muchos de nosotros celebramos algo con lo que no comulgamos (no debería hacer referencias cristianas). Claro que al final, qué más da lo que se celebre, cada uno se lo toma como quiere y ya está. Pero... ahí queda eso: Vacaciones de "Semana Santa". Y si en aras de la igualdad se utiliza aquello de vascos y vascas, ¿por qué en un Estado aconfesional se sigue utilizando esa nomenclatura? Lo del nombre parece una tontería, pero no lo es.

Creo que lo correcto sería bautizarlas (y sin querer me sale la terminología católica) como Vacaciones de Primavera, y ya está. Quien tenga fervor religioso, que cumpla con todos los ritos y acuda a todas las procesiones que se celebren. Y para el resto, el landismo. No, no me refiero al landismo del goyado Alfredo, sino al landismo de las Landas, a donde acude la mayoría de los mortales vascos y vascas. Venga, todos de cámping.

Claro, luego es normal que pasen cosas como la historia de la mujer que ha pasado dos años sentada en un váter, hasta que los bomberos la han rescatado. Si, si, dos años sin moverse de allí, y estoy segura de que su historia empezaría por una tontería. Seguro que su chico, todo contento, le preguntó: "¿Vamos de vacaciones de Semana Santa a las Landas?". Y ella que no. Y él que sí. Y entonces ella seguro que dijo: "Me cago en...", y se sentó en el váter, y el chico, "no seas tonta, si va todo Dios". Y ella diría: "pero si dicen que va a hacer frío polar". El chico respondió: "¡venga ya!, si es primavera". Pero ella no quiere, "no, porque hay que ir a ducharse y a mear con chancletas al hangar ese que siempre suele estar lleno de gente y muy guarro". "¡Qué exagerada!", le contestaría él. "Exagerada, no. Si es que es lo de las vacaciones de Semana Santa son horribles ¿Te acuerdas del vecino que nos tocó el año pasado, que para las 7.30 de la mañana encendía la radio a 35 centímetros de nuestra tienda y se ponía a lavar el coche?". El chico insiste: "eso fue el año pasado. Venga, cari, que unas vacaciones nos vendrán muy bien". Y ella muy digna diría: "pues yo quiero Caribe". Y él, alucinando: "Cari, que no podemos pagar nada más que cámping". Y ella, viendo que se va quedando sin más argumentos, en plan reivindicativa, emulando aquella novela con el que se hizo la peli del mismo título, parecido a éste, diría aquello de: "No sin mi váter". Y ya está el cristo montado (no el de las procesiones). El típico cristo de las vacaciones de Semana Santa, ¡qué lata!

Quizás sería más tranquila la Semana Santa tal cual, la religiosa, con su recogimiento y su vigilia -de paso, haces régimen para al verano-. No, si todavía me voy a convertir.

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