En defensa de la laicidad
Hace tiempo que me gustaría reflejar una inquietud ante la actitud de la Iglesia y las "barbaridades" que leo casi a diario de la cúpula eclesial. Ante todo quiero decir que soy católica y educada en centros religiosos y deseo, por encima de todas las cosas, un Estado laico. Eso sí, en el que poder practicar mi religión, y cada uno la suya, sin molestar a nadie. La religión debe pertenecer al ámbito privado de las personas, y no manifestarse en escuelas ni en los centros de trabajo.
He sido educada en el Nuevo Testamento y siempre pienso qué diría Jesús si viera el Vaticano (por otra parte, una maravillosa obra de arte, aunque excesiva) o la actuación de la cúpula eclesiástica. ¿Dónde está la aplicación de los Diez Mandamientos? Como cristiana de base, sigo defendiendo el laicismo oficial y el que quiera política que forme un partido y se presente a las elecciones. Tal vez cambiaría mucho el tema si los sacerdotes auténticos, que los hay, fueran los portavoces de la Iglesia en este país.