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China reconoce que la revuelta de Tíbet se extiende a otras provincias

Expulsados de Lhasa los dos últimos corresponsales extranjeros

China ha expulsado a los dos últimos periodistas extranjeros que permanecían en Tíbet desde que estallaron las revueltas, con lo que la región ha quedado sellada en términos informativos. Se trata de los corresponsales del semanario alemán Die Zeit y del austriaco Profil, a quienes se amenazó con retirarles el permiso de residencia en Pekín. Al mismo tiempo, las autoridades chinas han reconocido que los enfrentamientos entre manifestantes tibetanos y la policía se han extendido fuera de Lhasa, la capital de Tíbet, a las provincias chinas vecinas, donde vive gran población tibetana. La agencia oficial de prensa Xinhua informó el jueves de que cuatro manifestantes habían resultado heridos de bala el pasado fin de semana en la provincia fronteriza de Sichuan. Se trata del primer caso en el que las autoridades chinas reconocen haber abierto fuego para reprimir las protestas. La agencia asegura que la policía actuó en "legítima defensa".

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Los grupos protibetanos acusan a Pekín de actuar con mano dura. "Personas dentro de Tíbet nos han informado de una fuerte presencia militar. Las protestas siguen y muchos manifestantes son arrestados o asesinados", aseguró a este diario la portavoz del Parlamento tibetano en el exilio, Dolma La. Otros parlamentarios muestran decenas de fotos de personas asesinadas por disparos -entre ellas, mujeres y monjes-, que aseguran haber recibido muy recientemente desde Tíbet.

Cientos de vehículos militares con miles de soldados han estado llegando a la región, según han contado testigos a varios medios de comunicación. Según China, los brotes de violencia buscan dividir al país y perturbar los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Los nuevos incidentes en las provincias de Sichuan y Gansú "están relacionados con las protestas en Lhasa y han sido organizados, premeditados y planeados cuidadosamente por la camarilla del Dalai Lama", dijo Zhang Yusheng, portavoz del Gobierno de Gansú.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, sostuvo el jueves una conversación telefónica con su homólogo chino, Yang Jiechi, informa France Presse. Rice pidió al Gobierno de Pekín contención frente a las manifestaciones y le instó a abrir un diálogo con el Dalai Lama, el líder espiritual y político de Tíbet.

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Desde su exilio en la India, el Dalai Lama ha reiterado su interés por reunirse con el presidente chino, Hu Jintao, si éste le brinda "ofertas concretas". El premio Nobel de la Paz ha asegurado que dimitirá si la mayoría de sus seguidores continúan por el camino de la violencia.

Pekín ha informado del arresto de 24 personas por "crímenes graves" tras la revuelta en Lhasa y ha aumentado a 170 el número de personas que "se entregaron voluntariamente" tras el ultimátum que amenazaba con castigar duramente a quienes no lo hicieran. Fuentes tibetanas aseguran que estas rendiciones son en realidad detenciones encubiertas.

Los detenidos en Lhasa enfrentan cargos por "poner en peligro la seguridad nacional, así como por golpear, destrozar, saquear, incendiar y otros crímenes graves", reportó el Diario de Tíbet. Más detenciones se esperan en los próximos días, ya que el Gobierno chino ha estado difundiendo fotografías de sospechosos en búsqueda y captura.

Los disturbios comenzaron tras las manifestaciones de tibetanos en la región el pasado 10 de marzo, por el 49º aniversario del alzamiento del Dalai Lama contra la dominación china, que terminó con su fracaso y exilio, en el que le acompañaron al menos 80.000 tibetanos. En los disturbios actuales, los más graves en los últimos 20 años, el Gobierno chino cifra los muertos en 16, mientras que el Gobierno tibetano en el exilio asegura que ya se ha superado el centenar.

Por otra parte, la organización de derechos humanos Human Rights Watch ha denunciado al Gobierno de Nepal por detener, acosar y golpear a periodistas y a manifestantes tibetanos exiliados en ese país.

Compañías de la policía militarizada china descargan su equipamiento en las afueras de Hutiaoxia, en la provincia de Yunnan.
Compañías de la policía militarizada china descargan su equipamiento en las afueras de Hutiaoxia, en la provincia de Yunnan.AP
La violencia se ha extendido a otras provincias en las que residen minorías tibetanas.Vídeo: ATLAS

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