La depuradora de Vigo tiene 75.000 metros menos que el suelo comprado
Falta por justificar más de la mitad de los 772 millones de pesetas pagados
El Ayuntamiento de Vigo no sólo compró para construir la depuradora terrenos que resultaron ser de dominio público, sino que más de la mitad de los 772 millones de pesetas que pagó se perdieron en el camino desde la casa consistorial a la xunqueira del Lagares. El solar que ocupa la depuradora mide 59.600 metros cuadrados, esto es, bastante menos de la mitad de la superficie que teóricamente correspondería a los 772 millones de pesetas desembolsados para ese fin.
El convenio firmado con los vecinos de Coruxo que justificaron derechos sobre los terrenos aportó 61.440 metros cuadrados, mientras que las compras realizadas por Seragua FCC, hoy Aqualia, con el mismo fin, aportaron 28.288 metros. De ese conjunto se han esfumado, por tanto, 30.128 metros, según los planos del plan general de urbanismo que registran la superficie ocupada por la depuradora.
El Ayuntamiento pagó 316 millones de pesetas por los 61.440 metros cuadrados que aportó el convenio y Seragua financió esa compra y a su vez compró directamente, "para el Ayuntamiento", otros 28.288 metros a 6.000 pesetas/metro, por los que facturó al Ayuntamiento 181 millones de pesetas (incluyendo gastos de tramitación: notaría, registro e IVA). Estas cantidades se vienen cargando sobre los recibos vecinales del agua y no serán amortizadas hasta 2015.
Además, un pleno municipal aprobó en noviembre de 1993 destinar una partida de 271 millones de pesetas al mismo objeto de comprar terrenos para la depuradora al precio de 6.000 pesetas/metro cuadrado, lo que daría para adquirir otros 45.000 metros de los que no existe el menor rastro.
La contribución de esa partida fue presentada en una moción del alcalde socialista Carlos González Príncipe, que gobernaba en coalición con Esquerda Galega y cuyos ediles, curiosamente, fueron los únicos que votaron en contra de la moción. En ella se argumentaba la urgencia de obtener los terrenos para ponerlos a disposición de Augas de Galicia y construir la depuradora. El pago del convenio, aprobado dos años antes, estaba paralizado por el litigio que los afectados habían emprendido contra su suspensión cautelar, una vez el Ayuntamiento tuvo indicios de que tales terrenos eran de dominio público, pertenecientes a la demarcación de Costas.
Estos 271 millones de pesetas se distribuyeron en tres cuentas bancarias: 169 millones en una, 22 millones en otra y 80 millones en la tercera, siempre en números redondos. De ninguna de esas cuentas hay constancia de pago de un solo metro cuadrado en la xunqueira del Lagares.
La ocupación de los terrenos y la construcción de la depuradora se realizó en dos fases. La primera fue inaugurada en 1997, siendo alcalde Manuel Pérez (PP), y la segunda en 2001, con Lois Pérez Castrillo (BNG) de regidor. De manera que el proceso de provisión financiera e inversiones en la depuradora implica a los tres partidos mayoritarios (los pagos de los terrenos comenzaron bajo mandato de González Príncipe y se liquidaron en el de Pérez Castrillo) y al PP como denominador común, ya que durante todo el proceso gobierna en la Xunta y, consecuentemente, en Augas de Galicia, cuya política tiene una incidencia determinante en el desarrollo del proyecto de construir la depuradora.
La ejecución de las dos fases de la obra, por la UTE Huarte-Copasa, incurrió en errores luego determinantes del mal funcionamiento de la planta. En lugar de los tres digestores de lodos que figuraban en el proyecto, se construyeron sólo dos y con unos defectos que hacen que generan indefectiblemente episodios de malos olores en las operaciones de arranque y vaciado de cada digestor. Además han sufrido numerosas averías relacionadas con la disposición general de la planta, "difícilmente encajados sus elementos en la escasa superficie disponible
[que en la segunda fase de la construcción] forzó a modificar tanto el emplazamiento de los nuevos decantadores secundarios y reactor como su geometría", según el informe de una de las auditorías de la planta.
Efectos contaminantes
La escasez de suelo disponible sobre el que construir la depuradora del Lagares condicionó la estructura de la planta y ha sido una causa principal de su constante mal funcionamiento, con efectos no sólo para el vecindario del entorno, que ha tenido que soportar una década de malos olores, sino sobre el conjunto de la ría de Vigo. El 99,77% de la carga anual de coliformes totales detectados en toda la ría proceden de esa planta, con una carga contaminante 800 veces superior a la que aportan las instalaciones industriales de la ría.
Para acabar con esa situación Medio Ambiente proyecta la nueva, y misteriosa, depuradora en el mismo lugar y con un presupuesto de unos 200 millones de euros. Para la obra se dispone del solar que ocupa la actual planta más otros 38.700 metros cuadrados de xunqueira, que pertenecen, como los anteriores, al dominio público de Costas. El PP, cuando gobernaba el Ayuntamiento de Vigo, hizo pública reserva de más de 8,5 millones de euros del presupuesto total para adquirir 23 fincas con vivienda que consideraba debían ser erradicadas del entorno.
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