La crisis inmobiliaria aparta a Soler
Incapaz de vender el viejo Mestalla, el presidente dimite y espera ofertas para desprenderse de sus acciones
El maná se convirtió en polvo. La ola de la construcción sobre la que Juan Soler alcanzó la presidencia del Valencia, en octubre de 2004, se derribó en los últimos meses de crisis inmobiliaria. Como consecuencia, Soler dimitió ayer como máximo dirigente valencianista y colocó en su sitio a un hombre de paja: Agustín Morera, amigo de la familia, y ex consejero del club en los años ochenta, durante la presidencia de Arturo Tuzón.
Soler se aparta agobiado por una doble crisis, económica y deportiva, que viene azotando a la entidad en los últimos meses. Su talón de Aquiles ha sido el viejo campo de Mestalla, recalificado por el Ayuntamiento de la ciudad para que el club saldara su deuda histórica. Soler, sin embargo, ha sido incapaz de vender los 80.000 metros cuadrados de edificabilidad del estadio.
Nadie ha querido pagar los 4.800 euros por metro cuadrado que pide Soler
Nadie ha querido pagar esos 4.800 euros por metro cuadrado que puso como precio de salida Soler, comprometido públicamente a adquirir esos terrenos si no había comprador. No lo hubo y él hubo de quedarse con la primera parcela, por unos 90 millones, de los que el dirigente sólo abonó un 15% (13,5). Eso hizo que el Valencia ampliara un préstamo con Bancaixa de 120 millones a 200, por el que está pagando cerca del 6% de intereses, es decir, casi un millón al mes. "Algo insostenible", según fuentes de la entidad bancaria, que aseguran que esos 200 millones están avalados por la fortuna personal de Soler.
"He preferido vender solares y quedarme con las estrellas", sacó pecho en su despedida el presidente más ayudado por las administraciones públicas, que le han recalificado los terrenos de una ciudad deportiva, el viejo estadio y una parte del nuevo para levantar un hotel. Tres pelotazos que no han impedido que la deuda pasara de 160 millones a más de 300 y que haya un déficit anual de 30 millones. La construcción del nuevo campo, en otra parte de la ciudad (Avenida de las Cortes Valencianas), ya tiene puestos los cimientos y se inaugurará en junio de 2009. Soler pensaba pagar el futuro recinto con lo que sacara del antiguo, por el que esperaba obtener unos 380 millones.
"La imposibilidad de vender Mestalla ha sido el cuello de botella para Soler", explica una fuente próxima al ex presidente, que asegura que Soler no venderá sus acciones de la sociedad (un 36%) porque de momento "no hay comprador". No fructificaron las negociaciones de hace 15 días con Juan Villalonga, ex presidente de Telefónica, y con Vicente Soriano, segundo accionista del club (posee un 10%), ambos interesados en comprar la sociedad. "Lo dejo todo en manos de Villalonga", dijo ayer Soriano, gestor de suelo, que dice tener un "plan organizado" para sacar al club de la crisis financiera. Villalonga se reunió con el presidente del Bancaixa, José Luis Olivas, para conocer las cuentas del Valencia. Si Soriano accede a la presidencia, ya ha anunciado que prescindirá del entrenador, Ronald Koeman, y recuperará a los defenestrados Albelda, Cañizares y Angulo.
En su adiós, Soler argumentó que su estado de salud no le permitía dedicar el tiempo suficiente que el club requiere. Hace 100 días que no acude a Mestalla. Asimismo, garantizó que se llevarán a cabo los proyectos que él inició: la construcción de la ciudad deportiva de Riba-roja, la edificación del nuevo campo y la venta del viejo.
Su discurso estuvo cargado de sentimentalismos a pesar de que no manifestó emoción alguna al expresarlos. Agradecimientos a la afición, a los jugadores, a los técnicos... e incluso a gente a la que él mismo echó: al delantero Mista, al técnico Quique Flores y, especialmente, al ex director deportivo Amedeo Carboni, "a quien no olvidaré".
Como no ha ganado ni un solo título en sus tres años y cuatro meses de mandato, hizo mención a las "profundas satisfacciones" que le ha dado la cantera. No hubo referencias a los tres apartados por Koeman. Y atacó, eso sí, a algunos medios de comunicación, así como a algunos ex presidentes que siguieron el mismo camino [en alusión a Jaime Ortí y a Pedro Cortés].
Su última decisión fue un canto al populismo: ofrecer a los socios las entradas gratis para la vuelta de las semifinales de Copa del Rey del día 20 en Mestalla frente al Barça (1-1 en la ida), sobre cuyos elevados precios había habido muchas protestas en los últimos días.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.