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Reportaje:

Zarpa el barco limpio

La UE presenta un prototipo de transporte fluvial de bajo impacto ambiental

La barcaza Victoria reluce de puro limpia en el puerto de Bruselas, en el canal de Charleroi. El barco más limpio, dice un cartel colgado de uno de sus costados, pero no alude al restregado a fondo que le han dado para recibir a las autoridades de la Comisión Europea (CE), sino al motivo de que éstas acudan a verlo: su limpieza se refiere a la baja contaminación que genera, en comparación con embarcaciones similares. La Victoria es el prototipo de un proyecto de investigación europeo para atajar el problema de la contaminación del transporte marino, cada vez más acuciante.

La barcaza usa diésel de camiones, que contamina menos que el naval

Un reciente informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) ha señalado que el volumen de pasajeros y de mercancías transportado crece a un ritmo constante y superior al crecimiento de la economía, de manera que el traslado de cargas y pasajeros es cada vez menos eficiente, pese a los avances tecnológicos. Así, la contaminación y las emisiones del sector del transporte se han disparado.

En la Victoria se han reducido en un 80% las emisiones de óxido nitroso, en un 99% las de óxido de azufre (compuestos responsables de la lluvia ácida) y en un 98% las partículas. Pero éstas no son aún los parámetros de reducción deseados. En cuanto al CO2, la barcaza emite entre un 5% y un 15% menos de lo habitual, aunque las medidas correspondientes a los meses de ensayos se acercan más al nivel inferior que al superior debido a que en esta fase ha navegado mucho en trayectos cortos y maniobras, mientras que el mayor ahorro de contaminación se produce en los largos recorridos, advirtieron en Bruselas los responsables del proyecto, liderado por la empresa BP y financiado en parte por la UE.

La Victoria se está usando ya para transportar lubricantes navales en el área de Rotterdam. Con sus 69,9 metros de eslora y 1.300 toneladas, es un ejemplo tangible de lo que la UE pretende con varios proyectos de investigación diseñados para mejorar las tecnologías del transporte.

"Un 90% del comercio exterior europeo y un 40% del interior se realiza mediante transporte por agua", destacó el comisario europeo de investigación Janez Potocnik. "El transporte es responsable de aproximadamente el 25% de las emisiones mundiales de CO2, y a la navegación corresponde el 2% o 3% del total, pero están aumentando".

El Proyecto Creating, en el que se ha desarrollado el Victoria, dispone de una financiación de 4,5 millones de euros (de ellos, 2,6 de fondos de la CE), pero las modificaciones tecnológicas introducidas en la barcaza tienen un coste de unos 200.000 euros. "Se trata de demostrar que el transporte por vías fluviales puede ser tan limpio como los camiones", comentó Simon P. Lisiecki, de BP. "La diferencia en esta barcaza es que usa diésel de camiones, bajo en azufre, menos contaminante y más eficiente que el diésel naval".

La mayor eficiencia de la propulsión (menos consumo de combustible y de emisiones), los filtros avanzados y los procedimientos de reducción catalítica para contener las emisiones de óxidos nitrosos son las principales mejoras tecnológicas de la Victoria. Aunque en unos países más que en otros, este modo de transporte de mercancías intracontinental resulta muy efectivo en términos de consumo en comparación con otras alternativas. Así, con la misma cantidad de combustible, una barcaza recorre 500 kilómetros, un tren 330, un camión 100 y un avión sólo 6,6 kilómetros, según datos presentados por el Sindicato Europeo de Navegación Fluvial.

Pese a la satisfacción que autoridades e ingenieros mostraron en el puerto de Bruselas por la relimpia Victoria durante la visita, nadie ocultó la ambición de dar el salto de estas tecnologías a la navegación marítima.

"La flota mundial es de unos 50.000 barcos y el 38% del tonelaje mundial corresponde a Europa", dijo Nikolaos Kyrtatos, coordinador de Hércules, otro proyecto de tecnología naval avanzada cofinanciado por la UE. Su objetivo es desarrollar motores navales de nueva generación capaces de reducir el consumo de combustible y las emisiones. Dos prototipos de funcionamiento en condiciones térmicas y mecánicas extremas salen de este proyecto, que arrancó en 2004 con 33 millones de euros y con la participación de 40 instituciones de 10 países.

Las nuevas tecnologías de motores, los sistemas de combustión avanzada, de recuperación de energía y métodos internos de reducción de emisiones "pueden estar a bordo de barcos en 2010, y otros adelantos en preparación, en 2020", dijo Kyrtatos. Esta nueva generación de motores debe reducir considerablemente las emisiones del transporte naval, dijo el experto griego, y las tecnologías implicadas serán aplicables en el 99% de los barcos.

Bill Dykstra, capitán de la barcaza, en el puente de mando.
Bill Dykstra, capitán de la barcaza, en el puente de mando.A. R.
La barcaza <i>Victoria,</i> atracada en el puerto de Bruselas durante su presentación oficial.
La barcaza Victoria, atracada en el puerto de Bruselas durante su presentación oficial.A. R.

Navegar a pilas (de combustible)

Las pilas de combustible están destinadas, según muchos expertos, a convertirse en fuente de energía de ordenadores, teléfonos móviles o coches. Es una de las grandes bazas de lo que se ha anunciado como economía del hidrógeno y los barcos no parece que se vayan a quedar al margen. Tal vez tarde un poco en imponerse esta opción en la propulsión de grandes buques, pero, al menos para suministrar la energía auxiliar a bordo, las pilas están ya listas.

Un prototipo se ha ensayado con éxito en buques comerciales en el Programa Methapu de la UE. En este caso se usan pilas de alta temperatura, de óxido sólido, alimentadas por metanol en lugar de hidrógeno. "Son más eficientes", explicó en la jornada de Bruselas Carl-Erik Sandström, ingeniero del proyecto.

Una pila de combustible genera energía por reacciones electroquímicas con una alimentación externa de combustible. Methapu se orienta hacia el objetivo de introducir energías renovables en la navegación comercial y se ha centrado en medir las prestaciones de estas pilas de combustible, el impacto ambiental y la seguridad.

"Las ventajas del metanol como combustible marino son las bajas emisiones (tanto de óxidos de azufre y nitrosos como de partículas), su potencial alta fiabilidad y los bajos costes de operación y mantenimiento", concretó Sandström.

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