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Reportaje:

El Villarreal fue el Roma

Pellegrini sorprendió en el Camp Nou con un cambio de sistema

La Liga de Campeones vio la semana pasada cómo dos equipos emergentes, el Roma y el Arsenal, eliminaban a dos clásicos dubitativos, el Madrid y el Milan. Éstos fueron víctimas de dos conjuntos tan alegres como poco ortodoxos. Con un solo delantero y sin ser un referente claro -Totti, en el italiano; Adebayor, en el inglés-, la movilidad de los centrocampistas y sus apariciones en el ataque sorprendieron. Luciano Spalleti y Arsène Wenger demostraron que se puede innovar. Así, el técnico del Villarreal, Manuel Pellegrini, les imitó ante el Barça en el Camp Nou (1-2).

Algo ha cambiado en el Villarreal, que ayer cumplió 85 años. De ser un equipo de andar por casa ha pasado a ser, junto al Madrid, el mejor visitante en la Liga con ocho victorias en 13 encuentros. Un triunfo más que en El Madrigal, donde de 14 sólo ha podido ganar siete, empatando cinco y perdiendo dos. Los espacios que dejan los adversarios, obligados a atacar como locales, son aprovechados por un grupo que, sin jugar a la contra, prefiere imponer su calidad en el centro del campo y sorprender desde la segunda línea.

Más centrocampistas y un único delantero, antídoto del chileno contra los azulgrana
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El Villarreal ha tenido que superar dos dilemas: aprender a vivir sin Riquelme y reencontrar la fórmula del gol sin Forlán. Los problemas con el enganche argentino que forzaron su marcha al Boca Juniors dejaron a Pellegrini sin la peonza sobre la que giraba el juego ofensivo. Hubo que ser más democráticos. Los centrocampistas asumieron más funciones y responsabilidades. Traspasado el uruguayo al Atlético, también hubo que repartirse el gol. A estas alturas de la pasada temporada, Forlán contaba nueve para totalizar 18 al final de los 48 del Villarreal. En la actual, el equipo lleva 45: Nihat, 11; Rossi, 10; Guille Franco, 5; Tomasson, Senna, Cazorla y Capdevila, 3; Pirès y Fuentes, 2, y Matías Fernández, Godín y Cygan, 1.

Pellegrini raramente modifica el clásico 4-4-2. Hasta que se enfrenta al Barça. El chileno descubrió al final del curso pasado que su esquema podría experimentar alguna variación sin perder talante ofensivo. Obligado por las bajas en la delantera, no le quedó más remedio que aumentar la nómina de centrocampistas ante los azulgrana: 2-0 a favor. Corría abril y se encadenaron siete triunfos y el acceso a la Copa de la UEFA. Pellegrini hizo memoria el domingo y utilizó en el Camp Nou el dibujo antídoto contra el cuadro de Frank Rijkaard: 4-3-2-1.

A la solidez de los centrales Godín y Gonzalo Rodríguez se unió el trabajo de Eguren, centrocampista de contención al que le sobraron fuerzas y atrevimiento para asistir a Tomasson en la jugada de la victoria. A Guille Franco le tocó la labor de desgaste en el ataque coronada por el penalti al que forzó a Valdés.

El Villarreal ha hallado otra forma efectiva y plástica de ejercer. Como el Roma o el Arsenal.

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