Hora punta del voto a la salida de misa

Mayores y niños de todas las edades, atasco de carritos infantiles, otras madres con el perrito en una mano y las papeletas en otra, jóvenes en chándal y los cables del MP3 colgando del bolsillo, una familia de jinetes luciendo sus brillantes botas de montar...

Prado de Somosaguas, en Pozuelo de Alarcón, vivió sus horas punta de afluencia pasadas las 12.30 y las 13.30. Pared con pared, los colegios electorales situados en el espacio cultural Volturno y el centro preescolar La Encina (con 7.000 y 5.800 votantes respectivamente) eran un hervidero... de votantes del PP.

Hay vecinos que no lo son, como el cantante Miguel Bosé o el ex presidente Felipe González (quien votó a primera hora de la mañana). Pero son minoría. La mayoría no disimula. Pozuelo, la localidad con mayor renta de la región, es un orgulloso bastión del PP, el mayor. También presume de participación. Con 75.581 habitantes y un censo de 55.350 votantes, el 85% de los vecinos pasaron ayer por las urnas, una elevadísima participación que iguala las cifras de 2004. Los populares abusaron de su hegemonía y aumentaron hasta los 40 puntos la diferencia con los socialistas, 64,8% para los primeros y un 24,8% para los segundos. El PP subió dos puntos respecto a los resultados de 2004 y el PSOE perdió cinco.

El municipio con mayor renta de la región es orgulloso bastión del PP. Nunca ha gobernado el PSOE

Camino de la mesa, un padre y un hijo lucían gorras de béisbol negras con las letras ADIOZ (la zeta en rojo). Otros exhibían la papeleta. "¿Adónde va toda esa gente?", preguntaba una niña. "Van a votar al presidente", contestaba la madre. "¿Al que manda ahora?". "No, al nuevo, si Dios quiere".

Tras la salida de misa de la parroquia Anunciación de Nuestra Señora, muchos votantes tan sólo tenían que cruzar de acera. Una mujer se fue directa a la urna con una bolsa de plástico llena de recortes de hostia. Casi se topa con el ex presidente Leopoldo Calvo Sotelo (UCD), que llegó poco antes de las dos de la tarde, apoyado en su esposa.

En la calle, se apiñaban coches en doble fila. "Venga, votad rápido y vamos a tomar el aperitivo, o mejor champán, ¿no?", animaba Mónica a sus tres amigas.