A por los votos nacionalistas y de IU
A medida que avanzaba el escrutinio iban tomando cuerpo todas las previsiones y, sobre todo, las intenciones del PSOE durante toda la campaña. Con buenos modos y sin agresividad, el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno y tras él los cientos de aspirantes a un escaño en el Congreso o en el Senado han hecho una campaña destinada a quedarse con el voto de los nacionalistas de izquierda y de la formación política que lidera Gaspar Llamazares, Izquierda Unida.
Los estrategas del PSOE consideraban anoche que han conseguido convencer a una mayoría suficiente de catalanes de que, en esta ocasión, la opción era llevar a La Moncloa a Zapatero o a Rajoy. En efecto, en Cataluña el resultado ha sido demoledor para los republicanos que se han visto diezmados en proporción mucho mayor de lo que predecían los sondeos.
Otro de los argumentos que exhiben en el PSOE para explicar la bajada de ERC se dirige al comportamiento que los socialistas han tenido durante estos cuatro años con los republicanos. Según su análisis, el nacionalismo crece cuando se le ataca desde el gobierno de Madrid. A modo de dato incontrovertible recuerdan que ERC pasó de dos a ocho diputados en la última legislatura de José María Aznar. Ahora, para los republicanos, su representación en Madrid volvería a los niveles que ha tenido históricamente.
El descenso de IU obedece a causas más naturales. A lo largo de la democracia la tentación y el afán del PSOE de quedarse con el voto de toda la izquierda ha sido constante. Las distintas estrategias de la coalición no le han dado buen resultado. Les salió muy mal cuando mantuvieron una actitud de oposición hostil al PSOE bajo el PP. Tampoco les ha ido mejor con la colaboración crítica de estos cuatro años.
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