"Me considero una mujer estupenda"
Pregunta. ¿Es apasionante besarse con Victoria Abril?
Respuesta. El beso fue más surrealista que apasionado, como la película, Óscar, una pasión surrealista, de Lucas Fernández, que está basada en la historia del pintor Óscar Domínguez.
P. Lo decía porque, bajo tanta carantoña, parece que hubo entre ustedes sus más y sus menos.
R. Victoria es una profesional, y yo participé en esa película porque para mí ella siempre ha sido una referencia, una de mis actrices favoritas.
P. En 1982 protagonizó La blanca paloma, con Antonio Banderas. ¿Cómo lo dejó escapar?
R. Se escapó él. Tenía cosas más importantes que hacer, supongo.
P. Y en Visionarios, de Gutiérrez Aragón, a usted se le aparecía la Virgen. ¿Le pasa con frecuencia?
R. Pues mire, la Virgen se me acaba de aparecer la semana pasada, que me han llamado los de Panrico para proponerme un anuncio.
P. Además de la Virgen, ¿quién se le aparece más a menudo?
R. Yo creo en la magia; para ser actor es imprescindible, porque mayor magia que convertir una mentira en una verdad no existe.
P. Pues entonces, algunos políticos tienen mucha magia.
R. Bueno... Hay magos increíbles en la política. Auténticos genios.
P. "Los fantasmas me quitan el sueño". ¿Comparte con ellos las sábanas?
R. No, afortunadamente, no. Entre mis sábanas procuro que haya un genio. Aladino, el de la lámpara maravillosa.
P. ¿Y qué le pide al frotarle?
R. Que haga magia [ríe]. Y que desaparezcan los fantasmas. Aunque la verdad es que mis fantasmas pertenecen al pasado.
P. En Golpe de estadio, de Cabrera, era experta en explosivos. ¿Cuál es su Goma 2?
R. No soy una persona violenta. Soy absolutamente pacífica. Tengo mi nervio, mi fuerza, mi rebelión interna, pero con la vida he aprendido a calmarme. Aunque me cuesta morderme la lengua. Quizá ésa sea mi Goma 2, el exceso de sinceridad.
P. "No trabajo por dinero ni por éxito, sino por vocación". ¿Es usted Teresa de Calcuta?
R. No. Que haya dicho eso no significa que lo diga ahora. Trato, en la medida de lo posible, de ser coherente en ese sentido, pero, como toda persona, tengo necesidades que cubrir.
P. Almodóvar sigue sin llamarla...
R. Sí. Me encantaría trabajar con Almodóvar, con Amenábar, con José Luis Guerín, con Víctor Erice, con Carlos Saura...
P. Pero Pedro no le da bolilla.
R. Nos conocemos hace muchísimos años, y yo creo que es un hombre que tiene muy claro con qué gente le gusta trabajar. Cada uno es libre de elegir, y eso siempre lo he respetado.
P. ¿Usted dónde tiene el glamour?
R. Eso me pregunto yo.
P. Dice que es muy apasionada. ¿Qué le apasionaría que pasara hoy?
R. La revolución.
P. Pues creo que no se presenta a las elecciones.
R. Una revolución pacífica. Pero creo que lo que sea nos lo vamos a tener que comer con patatas.
P. Le gustan los personajes imperfectos. ¿Como usted misma?
R. Sí. Estoy llena de contrastes y de contradicciones. Trato de encontrar el equilibrio en mi desequilibrio, y me resulta bastante difícil convivir conmigo misma.
P. Cuenta que se ha hecho más selectiva. Supongo que no trataría con alguien como usted.
P. Sí, sí. No me queda más remedio. Lo bueno de ir cumpliendo años es que uno también se va reconociendo en sus límites.
P. ¿Es una actriz estupenda?
R. No. No. No. Me considero, como casi todas las actrices, una actriz insegura y, por tanto, me exijo a mí misma. Dudo constantemente. Pero sí me considero una mujer estupenda.
P. Dice que se pasa mucho. ¿Con esa pinta de mosquita muerta?
R. Procuro pasarme todo lo que puedo, pasar por encima de prohibiciones, saltar barreras. Tengo la necesidad de hacerlo. Es la miel que le pone uno a la vida.
P. ¿Y usted le pone mucha miel?
R. A mí me gusta dulce.
P. "Creo que los sueños se cumplen". ¿Con quién sueña: Bardem, Clooney, Pitt, Rajoy?
R. Bardem, Bardem. Me parece un actor completísimo y magnífico. Y además, una persona sencilla y muy honesta. No le han regalado nada.
P. Si, al frotar la lámpara de Aladino, le concedieran tres deseos, ¿cuáles serían?
R. La paz, la paz y la paz.
Perfil
Tiene 42 años y dos hijos, acaba de estrenar película y está haciendo en teatro a su adorado Chéjov. Cuenta que le encanta cuidar de sus hijos, pero también "coger un tren y perderme; un avión, y aparecer en otra ciudad", porque le gusta muchísimo improvisar. Afirma que le encanta saltarse las normas, porque "esta sociedad nos tiene muy apretados". Y dice que está aprendiendo a escuchar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.