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Reportaje:

La experiencia del arte

Manu Muniategiandikoetxea muestra recreaciones de sus últimos trabajos

Los títulos de las muestras de Manu Muniategiandikoetxea (Bergara, 1966) responden a su estado de ánimo en ese momento y a cómo se enfrenta al entorno artístico. El propio autor lo explicaba ayer en el Centro Cultural Koldo Mitxelena de San Sebastián, donde presenta una recreación de trabajos realizados en los últimos dos o tres años. Y lo hace bajo el epígrafe Behar gorria. Primavera azul. La primera parte, en euskera, se puede traducir como "necesidad apremiante", porque el artista vive una crisis entendida como cambio, como ansia de aprender en cada nuevo paso, como algo positivo. Esa parte positiva se refleja en la segunda parte del título, ya que considera que la primavera es un buen tiempo de cambio.

"La obra no es sólo el objeto, sino su instalación", asegura el artista

Muniategiandikoetxea llega con este ánimo a la sala de exposiciones donostiarra, un espacio que conoce bien, lo que le ha facilitado el montaje. Si los títulos son importantes para el artista, no lo son menos los espacios donde va a mostrar sus creaciones. De hecho, espacio expositivo y obra suponen para él un binomio inseparable. "El que venga a ver la exposición debe entender que la obra no es sólo el objeto, sino su instalación y la problemática que plantea el enseñarla", sostiene.

Así que exhibe ocho proyectos, tantos como espacios tiene la sala. El artista se siente pintor, parte de la pintura, aunque el resultado no siempre es el habitual. Behar gorria. Primavera azul enseña un gran óleo que se ha tomado como imagen de la exposición. Añade cien dibujos eróticos originales de los que el autor seleccionó los 89 que integran el libro Instrucciones para náufragos.

El resto de las obras se acerca más a la escultura, como las reinterpretaciones de piezas Alexander Rodchenko. O Casa roja, una estructura de madera colocada sobre un espejo que da sensación de vacío y que es una readaptación de un trabajo presentado el pasado año en el Baluarte de Pamplona. El artista ha visto en los encargos "una especie de motor" para andar nuevos caminos. Intervendrá en los pavimientos de las aceras del quinto puente que se construirá sobre el río Urumea en San Sebastián. Una será de madera y la otra se vestirá con baldosas. Esa futura acera de baldosa le ha dado pie para crear una pieza para el Koldo Mitxelena con la que se remite al minimalismo. Muestra además una propuesta de intervención para el conocido como puente de hierro, que una vez sustituido por una nueva estructura, se conservará como patrimonio a unos cien metros de donde está.

Propuestas varias que Muniategiandikoetxea invita a ver con ojos de niño. "No tienen prejuicios; ven, absorben y les gusta o no", porque "el arte es una experiencia".

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