"Esto no es una derrota"
Schuster discrepa de su presidente, Calderón, que habla de "fracaso" sin paliativos
Si piensa lo que dice, Bernd Schuster está metido en un problema. Por lo visto ayer, padece un síndrome de irrealidad. "Esto, para mí, no es una derrota", declaró. No fue nada nuevo. Desde hace tiempo, niega todo aquello que le desagrada, de forma que, en su representación mental, el Madrid es un equipo victorioso y esmerado al que no hay que considerarle las derrotas.
Como también le desagrada hacerse cargo de un fracaso, se apresuró a negar su intervención en la confección de la plantilla cuando se le preguntó por la inversión de más de 100 millones de euros del club para pelear por la Liga de Campeones. "De eso no me voy a hacer responsable", dijo. Así señalaba sutilmente hacia otra parte: hacia Mijatovic o hacia quien fuera.
Perdida toda esperanza en la Supercopa, la Copa y la Copa de Europa, Schuster debió de experimentar el tormento que martiriza a quienes se consideran a sí mismos demasiado importantes para los inconvenientes. "Yo estoy muy bien", dijo con ese sentido del humor irónico y despectivo que le caracteriza.
Acto seguido, explicó su visión: "Tampoco hay que valorar esto como una derrota. Para mí, no lo es. El día del Mallorca [el Madrid quedó eliminado de la Copa en el Bernabéu] tampoco lo fue. Debimos ganar por 7-1. Hoy, hasta el 0-1, el partido ha sido nuestro. Teníamos la sensación de que el gol iba a llegar, pero no llegó".
"Vimos algo parecido al encuentro de Roma, en el que el Madrid creo ocasiones ante un equipo muy bien colocado", prosiguió; "quisimos ser más agresivos, pero delante había un adversario muy inteligente. La prensa se ha equivocado. Este rival es mucho más importante de lo que se decía".
Últimamente, las sensaciones de Schuster no coinciden con los hechos. Antes del partido contra el Roma anunció que era "optimista". Hace un par de meses despreció a los periodistas que le preguntaron por las dificultades de su equipo. Como por esa época el Madrid vencía siempre, Schuster argumentaba que lo que importaba eran los resultados: "Somos como Federer. Manejamos los partidos como queremos". Ahora que ya no le favorecen, se ampara en el juego. Ayer explicó el partido desde la expulsión de Pepe: "Fue clave. Nos hizo mucho daño".
"Hasta el 0-1, toda la producción del Roma había sido un tiro al palo y otro que paró Iker", añadió sin recordar que, hasta el 0-1, el Madrid sólo hizo tres remates, los tres de Baptista y desde fuera del área. No reparó en esto y avisó de que el espíritu está incólume. "El carácter del equipo está intacto", dijo; "con el 0-1, hemos crecido y pudimos hacer el 2-1. Pero no hemos tenido fortuna".
Luciano Spalletti, el técnico del Roma, arqueó las cejas al oír la versión de su colega. "Yo procuré ver el partido", dijo humildemente, "y me parece que vi las cosas de un modo ligeramente distinto. Por momentos, sufrimos un poquito cuando ellos, con el 0-1, empezaron a colgarnos balones a la espalda de nuestra defensa en busca de una ocasión azarosa".
Ramón Calderón, el presidente del Madrid, sí que no se anduvo por las ramas: "No pasar de los octavos de la Champions es un fracaso". "Eso sí", matizó, "es la cuarta vez que sucede". "No hay nada que objetar a la eliminación. Es verdad que no teníamos jugadores importantes, pero un equipo grande no puede quejarse ni de las lesiones, ni de los árbitros ni de la mala suerte. Allí jugamos mejor y perdimos. Aquí jugamos peor y también perdimos. Estoy decepcionado y desilusionado, pero hay que recuperarse para la Liga", concluyó.
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