El TAS avala el rechazo del Madrid a Gaby Milito
Los agentes alegaban que el reconocimiento médico fue una farsa
El verano de 2003, después de llegar a un acuerdo para su fichaje, el Real Madrid desestimó la contratación de Gaby Milito, entonces una joven promesa, de 22 años, del Independiente de Avellaneda, al considerar que no superó el reconocimiento médico. El hecho generó varias consecuencias, algunas de las cuales, como una reclamación de los agentes del futbolista, no se han cerrado hasta ahora, casi cinco años después, con su desestimación por parte del Tribunal Arbitral del deporte (TAS).
Como el central argentino llegaba para suplir la baja de Fernando Hierro avalado por Jorge Valdano, el rechazo de última hora se interpretó a posteriori como un síntoma del comienzo de la degradación de las relaciones entre el técnico argentino y el entonces presidente blanco, Florentino Pérez, quien vivía su apogeo como arquitecto del equipo de los galácticos.
Fichado por el Zaragoza
Para Alejandro Bouza y Alberto Lavalle, los agentes comisionados por Independiente en la venta, el asunto supuso un caso de lucro cesante: la comisión que perdían del club argentino. Y esto fue lo que reclamaron ante el TAS, que se condenara al Madrid a abonarles el doble del 10% de su comisión de traspaso (el pase estaba valorado en 3,5 millones de euros) ya que, a su entender, los motivos por los que el Madrid desestimó finalmente una contratación para la que ya había habido acuerdo no tenían nada que ver con el reconocimiento médico, sino con problemas de política interna del club. "Hubo mala fe", reclamaron los agentes.
No lo entendió así el TAS, que emitió el viernes pasado un laudo en el que, sin entrar en si el central estaba lesionado o no o si el reconocimiento fue correcto o no, establece que la reclamación de los agentes carecía de argumentos para documentar la supuesta mala intención del Real Madrid.
Pocos meses después de su no fichaje por el Madrid, Gaby Milito fue contratado por el Zaragoza -traspaso en el que no intervinieron ya Lavalle y Bouza-, donde no sólo no se resintió de su rodilla operada -el temor de los médicos del Madrid-, sino que triunfó. El verano pasado fichó por el Barça, en una operación cifrada en 20 millones de euros, operación en la que tampoco intervinieron Bouza y Lavalle.
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