El estafador era el director del banco
El máximo responsable de una oficina bancaria, junto a una red de cómplices, defrauda un millón de euros a 38 inmigrantes
Utilizaban un método sencillo y tenían la tapadera perfecta: una sucursal bancaria. Con esos mimbres llegaron a estafar a un total de 38 personas y se hicieron con un botín nada desdeñable: más de un millón de euros. El Cuerpo Nacional de Policía ha detenido a este grupo de estafadores, dirigido por el director de la propia entidad bancaria, que había convertido en su centro de operaciones. Su nombre, José María C. Q.
Para el trabajo de selección de las víctimas, la banda disponía de Olivo D. E., dominicano nacionalizado español, y Christian I. M., congoleño, ambos con antecedentes por estafa. Buscaban principalmente a personas extranjeras que ignoraban los trámites para la obtención de un crédito, y lo más importante: con necesidad urgente de dinero.
En ese momento entraba en escena el director de la sucursal bancaria de Fuenlabrada. Éste negociaba el crédito y daba forma a la estafa. Y utilizaba dos métodos. El primero, sutil, pasaba por añadir un cero a la cantidad de dinero solicitada por la víctima sin que ésta lo supiese y derivar posteriormente el dinero a una cuenta del grupo. El segundo, más directo: les pedían dinero bajo cuerda como condición previa para la obtención del crédito.
Para dar el toque final al golpe estaba Gabriel G. F., también con antecedentes policiales por delitos similares. Él se encargaba de confeccionar todo el expediente de la persona que pedía el crédito. Para ello utilizaba documentos falsificados de todo tipo: desde nóminas que acreditasen la solvencia de la víctima y permitiesen la concesión del crédito, hasta altas en la seguridad social. En ningún caso las víctimas se daban cuenta del engaño al que estaban siendo sometidas. En muchos casos porque abonaban directamente la cantidad solicitada mediante chantaje para obtener el crédito. En otros porque, sin advertirlo, firmaron documentos por los que se les concedía una cantidad muy superior a la solicitada, cantidad que después ingresaban en cuentas abiertas a ese efecto por los estafadores.
El plan fue sobre ruedas hasta el pasado 11 de diciembre. Entonces, una persona de origen dominicano denunció haber sido víctima de una estafa en el banco. Relató a los agentes que había acudido a una sucursal a solicitar un crédito de 3.000 euros. Pero una vez que le concedieron el préstamo y firmó los documentos que le prepararon los miembros del grupo, comprobó que su deuda real ascendía a 30.000 euros, dinero que no tenía: a él sólo le llegaron los 3.000 solicitados inicialmente.
Tras esta denuncia, el Cuerpo Nacional de Policía, en colaboración con los servicios jurídicos de la entidad bancaria, inició una investigación que ha concluido con la detención el pasado martes de los cuatro componentes de la banda. Junto a ellos se ha imputado a una quinta, Gisele M. M., congoleña, como cómplice.
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