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Reportaje:

Velatorio rural en el museo

Mateo Feijóo estrena en el Festival Alt una videoinstalación rodada en Galicia

Entre la forma y el fondo del discurso artístico de Mateo Feijóo no hay disonancias. Es un creador total que no vislumbra límites ni impone hábitos. Acostumbra a mezclar lenguajes que van desde la danza y el teatro, el trabajo corporal y las performances hasta las instalaciones, faceta por la que se ha decantado en su última producción, estrenada ayer en el marco del Festival Alternativo das Artes Escénicas de Vigo. El cine, la moda, la música y la palabra, como buen filólogo, también concurren en sus propuestas. Con este posicionamiento formal lanza un órdago al espectador, al que suele hacer partícipe de sus obras, e imposibilita etiquetar lo que se está viendo.

Feijóo se conoce el oficio escénico de arriba abajo. Tras su paso por la universidad compostelana, este gallego-portugués, como le gusta decir, hizo las maletas para estudiar en la Resad madrileña. Se ha formado en dirección, interpretación, dramaturgia, producción y gestión. Fue regidor de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, dirigió tres ediciones del Festival Escena Contemporánea de Madrid y es asesor del Centro Coreográfico Galego. En la primavera de 2007 asumió la dirección de Laboral Escena, el proyecto de la Ciudad de la Cultura de Gijón en el que vuelca su vasto conocimiento de las nuevas tendencias del panorama internacional.

"Lo que nos enseñan no concuerda con aquello con lo que estamos cómodos"
Una racha de viento empuja al extraño al interior de este habitáculo raro

"Siempre estamos delimitándolo todo y resulta que llega un día en el que descubrimos que lo que nos enseñan no concuerda con aquello con lo que nos sentimos cómodos", reflexiona. La identidad de género es uno de los terrenos más explorados por sus obras, frecuentemente protagonizadas por mujeres: "Es que con ellas es posible cuestionar la heteronormatividad imperante y huir de la visión heterosexual y masculina del mundo, además, las mujeres son fundamentales en mi biografía íntima".

La elección de la performer brasileña Regina Fiz para formar el dúo de actrices de El blanco de las cosas y la sangre 31/01/1966-14/04/2007 es algo más que un guiño. "Existe un tipo de mujer moldeada por la cirugía que está más cerca de las drag queen que de la feminidad primitiva. Regina construye una mujer lejos de la norma que se transforma en una diosa y, por eso, las representa a todas, demostrando además que hay muchas fórmulas para vivir la sexualidad y la intimidad".

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La artista recibe al público en la Casa das Artes este fin de semana y regresará a Vigo para la clausura del Alt, a mediados de marzo. Entre esas fechas, la videoinstalación estará abierta al público todas las tardes. El encuentro se produce en una sala preparada para el duelo. Diez sillas rodean una mesa cubierta por un mantel primorosamente bordado y almidonado. Encima, una corona de flores blancas anuncia el velatorio, para el que se han dispuesto bandejas con licores y dulces, como sigue siendo costumbre en las aldeas gallegas. En la estancia contigua se proyecta el audiovisual, de unos 12 minutos. Aunque la pieza está concebida para que el espectador la visione en soledad en el interior de un hinchable diseñado por el arquitecto Héctor Crehuet, es posible que Feijóo aproveche la estancia de la actriz para que acompañe el pase, sentada al lado del público, como un elemento más que se suma a la recreación del lugar donde se rodó el vídeo.

Se trata de la localidad orensana de Vilar de Bande, próxima a la frontera con Portugal, y tan ligada a la vida del artista como las fechas que forman el críptico título. "La presencia de Regina sería un regalo para el espectador porque su papel es un objeto de uso social más dentro de toda la propuesta". Una racha de viento empuja al extraño hacia el interior de ese habitáculo raro, que huele a la hierba mojada que conforma su suelo y al montón de tierra negra en la que alguien clavó un legón.

La muerte está omnipresente. Planea en el gesto de las mujeres, en el paisaje de Vilar de Bande en el que la niebla se hace jirones, en el pañuelo que cubre el rostro de la difunta. Al final, la que queda viva lee un pasaje de los Cuentos Jasídicos, un conjunto de parábolas de la tradición judía, que hace referencia a la necesidad de pudrirse primero para después revivir. El ensayista Jaime Conde está estos días en Vigo acompañando a Feijóo: "Es posible que todas las artes sean una excusa para hablar de la muerte, pero la muerte es la de las personas queridas".

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