Nostalgia inmediata

Dos iniciativas paralelas vuelven a poner de relieve la singularidad de Gabriele Basilico (Milán, 1944) como figura destacada de la relación entre fotografía y arquitectura. Es éste un ámbito que todavía hoy aparece dominado por la persistente influencia de la escuela alemana o bien se inclina con facilidad hacia la sugestiva plasticidad que ofrecen tanto las arquitecturas ficticias como las formas de la ciudad y sus edificios. En tal contexto, la trayectoria de Basilico a lo largo de las últimas tres décadas, desde su inaugural proyecto "retratos de fábricas" realizado en la periferia de Milán, tiene el valor de una apuesta autónoma, un camino absolutamente propio que le ha permitido llegar a conciliar y reunir en su propuesta el estilo documental, el análisis de las formas (edificios, fachadas, esquinas, superficies) y la reflexión sobre el paisaje urbano y el diseño espacial y proyectivo de la ciudad. Las dos propuestas coincidentes en el tiempo que ahora nos permiten revisar su trabajo y sus planteamientos son la exposición Intercity, en la que se presentan cerca de cuarenta obras realizadas en los últimos siete años, y la edición de un libro que reúne los textos del propio Gabriele Basilico sobre fotografía y arquitectura (Arquitecturas, ciudades, visiones. Reflexiones sobre la fotografía, La Fábrica, 2008). La exposición se realiza con motivo de la concesión a este artista del Premio Internacional de Fotografía de Arquitectura 2007, otorgado por la Fundación Astroc en la que es su primera convocatoria. Se muestran algunos de los trabajos que ha realizado en ciudades como Mónaco, Barcelona, Lisboa, Nápoles, San Francisco o Moscú. Precisamente las imágenes que corresponden a esta última ciudad, jugando con el referente icónico e histórico que suponen en el paisaje moscovita las torres construidas por Stalin, son las que ofrecen el cuerpo más compacto e interesante de la exposición, dentro de la perfecta homogeneidad que mantiene toda la obra reunida y que permite apreciar la continuidad de una mirada que penetra la ciudad a la búsqueda de similitudes y diversidades, latencias y transformaciones. Un complejo orden y equilibrio en la composición caracterizan unas imágenes que paradójicamente nos hablan de la confusión y el desorden que subyace en la disolución del diseño y la proyección de la ciudad. Lo que nos propone en definitiva Basilico es mirar sin condicionantes la realidad del tejido urbano y sus transformaciones, experimentar de un modo directo el cuerpo de la ciudad como algo vivo donde conviven el caos y el ordenamiento, la belleza de los edificios con las interferencias de los signos, la historia y la planificación con el impulso y la improvisación del crecimiento. En algunas de estas últimas obras, su continuada reflexión sobre los bordes del encuadre y su búsqueda de la abstracción y la exactitud del punto de vista parecen llegar al límite, los edificios se superponen y dialogan ocupando la totalidad de la superficie fotográfica, la relación entre las imágenes desvela sutiles variaciones en el emplazamiento de la toma, la vista aérea y las inclinaciones dibujan acentuadas geometrías sobre el espacio urbano. Su obra fotográfica y sus reflexiones escritas forman un todo coherente en el que la lentitud de la mirada y la capacidad de contemplación aparecen como los dos pilares básicos de una trayectoria marcada por la búsqueda de la densidad, la exactitud y la neutralidad del punto de vista, gesto de reducción estética que él mismo define con la expresión "buscar el centro". Una distancia exacta y lejana que desprende ese aire de "nostalgia inmediata" que sólo en contadas ocasiones desde Walker Evans hemos visto aparecer.