La inercia borra las diferencias

La Bolsa española empieza a mostrar pequeñas discordancias con el resto de las plazas europeas aunque, en esta ocasión, se consiguió volver a la normalidad pocos minutos antes del cierre.

El Ibex 35 cerró con una subida del 1,07% y en 13.156,60 puntos, confirmando así la formación de un amplio movimiento lateral que, no obstante, todavía parece muy frágil para muchos analistas y observadores. De hecho, en algunos momentos de esta sesión el Ibex 35 cayó por debajo del nivel de los 13.000 puntos, con lo que se cuestionaba cualquier opción de resistencia en esa zona o de existencia de un movimiento lateral de mediana fiabilidad.

La publicación del índice de precios industriales de enero, con una subida del 1,3% mensual y del 6,6% en tasa interanual, plantea por sí mismo un hecho diferencial importante al mermar la competitividad de la industria española en un momento en el que, supuestamente, debe tomar el relevo a la construcción.

Sin embargo, la inercia de los movimientos globales vino en auxilio del mercado de valores español, tras conocerse que el dato de venta de viviendas de segunda mano de Estados Unidos en enero no era tan malo como esperaban los analistas. En enero se vendieron un 0,4% menos de viviendas, lo que apunta más al estancamiento que a la recesión, lo que permitió a la Bolsa de Nueva York mantenerse en positivo al menos durante una buena parte de la sesión.

Las perspectivas de los analistas ofrecen dudas razonables sobre el posible comportamiento inmediato del mercado, de ahí la importancia de que el Ibex 35 consiga mantenerse por encima de los 13.000 puntos y confirme la existencia y validez de ese movimiento lateral que, en estos momentos, aparece como un mal menor.

La contratación en el mercado continuo, sin embargo, apunta hacia la desconfianza, pues ayer se negociaron 3.858,27 millones de euros, 200 millones menos que el pasado viernes.