Senadora de oro
Yudoca y número dos por Alicante
Aparcó las competiciones deportivas y las llaves de los combates de yudo por la moqueta y la dialéctica de la Cámara Alta. Su intención era romper con el tópico de que el Senado es una institución senil y obsoleta, refugio para políticos en retirada. Miriam Blasco (Valladolid, 1963) fue la primera mujer en España que consiguió una medalla de oro, en los Juegos Olímpicos de Barcelona, entre otros muchos galardones. Dio el salto a la política en el año 2000, cuando consiguió un puesto en el Senado por la lista del PP en Alicante.
Allí ha sido durante dos legislaturas portavoz del PP en temas de deportes. En la primera, bajo el Gobierno de Aznar, "se avanzó mucho", pero en la segunda, presidida por los socialistas, "se han abierto muchos debates absurdos", asegura.
Ahora vuelve a intentarlo y se presenta, de nuevo, por el PP para el Senado por Alicante, ciudad en la que recaló a los 18 años. Su vida es deporte y política. Cada vez más política y menos deporte. "Aporto la experiencia del deporte y las ganas, hoy en día todo es política", matiza.
De lo que se siente más orgullosa en su vida parlamentaria, es de haber abierto el debate sobre el futuro de los deportistas y sobre cómo compaginar deporte y formación. "No se trata de regalar nada a nadie, sino de que puedan tener un futuro garantizado", asegura. Sin embargo, la ex deportista admite que aún le resta otra meta por alcanzar en el mundo de la política. Es una defensora a ultranza de una ley por el mecenazgo en el deporte que contemple beneficios fiscales para los patrocinadores.
Sus orígenes políticos fueron casuales, una noche cenando con José María Aznar, Miriam Blasco le trasladó algunas de sus inquietudes y el presidente, en aquel momento, le instó a que se metiera de lleno a la política.
Más tarde, Eduardo Zaplana, ex presidente de la Generalitat, le buscó acomodo en la del PP al Senado. Admite que llegó "por influencia familiar", sus padres siempre han simpatizado con los conservadores, aunque reconoce que, tras los juegos olímpicos de Barcelona 92, los socialistas le sondearon. "No me convencieron, no estaban claras sus propuestas", señala.
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