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Reportaje:

Un trozo de África en Valencia

El nuevo zoo de la ciudad rodea al visitante de hábitats que recrean los ecosistemas naturales de 250 especies

Sara Velert

El baobab es un árbol tropical de África, robusto y ancho. Crece en áreas semiáridas y en Madagascar. En Suráfrica es símbolo de resistencia, tolerancia y longevidad, y a los elefantes les priva su fruto, rico en fibra. Este árbol, que parece que crece al revés porque sus ramas asemejan raíces, domina el paisaje del nuevo zoo de Valencia. Un trozo de África que abrirá sus puertas al público el jueves 28 de febrero en el Parque de Cabecera.

El Bioparc no es un zoo al uso. No hay jaulas ni rejas, sólo discretas empalizadas de madera en las que apoyarse para ver de cerca, muy cerca, a los cerca de 4.000 animales de 250 especies que pasean entre rocas, riachuelos, árboles -reales y artificiales, como los baobabs-, sobre la arena, el césped o en cuevas. El Bioparc responde al concepto del zoo inmersión, que recrea los hábitats naturales de los animales y esconde las barreras con el público. Fosos que casi no se ven, cristales o troncos de hormigón que parecen palmeras consiguen acortar la distancia con el espectador, y también separan a unas especies de otras. Un ejemplo: a Keops, león llegado de París, le gusta pasar la mañana tumbado perezosamente al sol en lo alto de una pradera desde la que apenas se aprecian los obstáculos naturales creados para que no pueda saltar sobre las gacelas y jirafas de la sabana. En ese punto, del público lo separa solo un cristal que permite apreciar su melena de rastafari.

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El visitante se sumerge así en 8,5 hectáreas en los paisajes y la vida salvaje de la sabana, África ecuatorial y la isla de Madagascar, los tres ecosistemas representados. Si decide comenzar por la sabana, observará praderas pobladas de cebras, marabús o jirafas, las madrigueras de jabalís verrugosos, o el agitado devenir de las mangostas. En el kopje, de grandes formaciones graníticas, habitan los leones, y en el bosque de réplicas de baobabs los elefantes. En los bosques lluviosos de África ecuatorial y sus claros esperan búfalos, leopardos y primates. La isla de Madagascar está poblada por flamencos y siete especies de lemures.

El parque busca reproducir las dinámicas de grupo y la convivencia de especies que se da en la naturaleza. "En vez de exhibir 50 especies enjauladas, apostamos por tener menos y crear grupos en su hábitat", señala el director del Bioparc, el holandés Koen Brouwer. Por eso, en un mismo recinto, trotan las cebras sin inmutarse por la presencia de avestruces y tres rinocerontes. En realidad, son cuatro los rinocerontes, pero uno, Rómulo, está separado del resto. Proviene del antiguo zoo de Viveros -por fin cerrado-, donde solo podía moverse en 50 metros cuadrados. Se encuentra a gusto rodeado de vegetación y agua, aunque unas rocas le impiden unirse a sus congéneres. A Rómulo, viejo ya, le ha tocado la función de retar desde lejos al otro macho del parque. Su presencia incentivará las ansias de procrear de Cirilo, nacido en Barcelona, con alguna de las hembras.

La explicación da pie al director a subrayar que la reproducción y conservación de especies es una prioridad en el Bioparc. "Queremos ser un zoo completo, con carácter y de calidad. Que sea respetado no sólo por ser bonito, sino sobre todo por ser activo en la conservación de especies y en la educación. Ese es el futuro", subraya Brouwer, que ha asumido la dirección del parque tras una década como director ejecutivo de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA en sus siglas en inglés). La organización -de la que son miembros los 300 parques más importantes de Europa- inspecciona zoos y coordina programas de cría y conservación de especies en peligro de extinción. El Bioparc participará en una decena de estos programas para preservar lemures, gorilas, elefantes, rinocerontes blancos, hipopótamos enanos o bongos.

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"Estos animales son embajadores de África, y aunque no sea realista pensar que volverán a su hábitat, sí podemos prevenir su extinción, ayudar a su conservación", apunta Brouwer. Los animales no se han comprado, proceden de zoos de 15 países, a los que se enviará animales del Bioparc dentro de los programas de cría en cautividad.

En este sentido, Alberto Díez, de la organización de defensa de los animales Anda -integrada junto a otras en Infozoos, que vigila la gestión de parques españoles-, incide en que la investigación, conservación y reintroducción de especies debe ser prioritaria sobre el enfoque comercial y el negocio porque es la única justificación para la existencia de los zoos. Díez también reclama programas de conservación de calidad para que la cría de especies no se convierta en mero vehículo de suministro de animales entre zoos.

Una treintena de cuidadores y tres veterinarios se han ocupado de la aclimatación de los animales -en total, el Bioparc emplea a un centenar de personas-, que comenzaron a llegar en febrero de 2007. Los ejemplares de las distintas especies han necesitado tiempo para conocer su entorno y familiarizarse con sus cuidadores, a los que deben seguir a los cubículos donde pernoctan y comen. Estos están escondidos a la vista del visitante y forman un cinturón perimetral que rodea el parque.

Algunas especies son delicadas de aclimatar, como los gorilas, por lo que la apertura se hará con un 80% de los animales previstos. También les ha costado acostumbrarse al paisaje africano a algunos animales de Viveros, como una de las jirafas, que ha tardado en entender que ahora tiene mucho más espacio. Los elefantes -llegados del frío Moscú y uno donado por el Circo Mundial- hasta hace poco solo salían los domingos, por su sensibilidad hacia el ruido de las obras. Y es que el Bioparc se ha terminado a contrarreloj, y quedará pendiente para dentro de unos meses, como estaba previsto, la recreación del Kitum, la gran cueva excavada en el Monte Elgon (entre Uganda y Kenya) que cobija a murciélagos y aves.

El zoo cuenta con un cine para proyectar documentales, un área de juegos infantiles, y un anfiteatro para 1.000 personas en el que se quiere dar charlas a escolares y mostrarles de cerca el comportamiento de algunos animales. Un restaurante para 250 comensales, varios quioscos de comidas y tiendas de regalo completan la oferta.

La empresa Rainforest Valencia, SL ha invertido en el parque 60 millones de euros, el triple de lo previsto, según su responsable, José Maldonado. Afirma que vale la pena: "Los zoos deben ser un gran escaparate de concienciación, y Valencia va a convertirse en un destino del ocio medioambiental". La empresa tiene una concesión municipal para explotar el recinto durante 50 años, y espacio para la ampliación con hábitats de Asia y América, además de un parque de atracciones infantil.

Son planes a más largo plazo.Primero toca amortizar la inversión. En ese sentido, el grupo municipal socialista ha criticado el precio de las entradas (20 euros para adultos y 15 para los niños), que son superiores a los que figuraban en 2001 en el contrato y del resto de zoos españoles. El Bioparc, además, abre con 17 meses de retraso sobre lo previsto. El gobierno local del PP rechaza las críticas y resalta el precio del bono anual de visita ilimitada: 41 euros, de los que uno se reserva a los programas de conservación de animales.

Precios y servicios del Bioparc

- Cómo llegar: Se accede por la avenida de Pío Baroja 3. Con el metro hasta la parada de Nou d'Octubre, y con los autobuses 95, 17 y 7. Tras pagar la entrada, el visitante cruza una pasarela sobre el Parque de Cabecera.

- Precios: Hay entradas individuales y bonos anuales. Una visita para adultos cuesta 20 euros; 15 para niños (gratis hasta tres años); 16,50 para jubilados y 17 para grupos. Los clases escolares pagarán 10,50, con monitor. Los bonos anuales cuestan 41 euros para adultos; 31 para niños y 34 para jubilados. Un euro de cada bono se destina a la conservación.

- Aparcamiento y restauración: El Bioparc ofrece 800 plazas. A la entrada del parque hay una zona comercial por abrir y dentro restaurantes y quioscos de bocadillos. No se puede entrar comida.

- Inauguración: El día 28 a las 10.00 para el público en general. La inauguración oficial, restringida, el día 27.

- Horarios: En general, de 10.00 a 18.00 en invierno y hasta las 21.00 en julio y agosto. Ver fines de semana en www.bioparcvalencia.es

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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