Un insulto al 'dream team'

Si por alguna casualidad decidió ver ayer el partido que dirigían cuatro de sus ex jugadores, Johan Cruyff se habrá tumbado directamente en el diván del psicoanalista: "¿Qué ha sido de mis hijos futbolísticos?", "¿por qué practican lo contrario de lo que les enseñé?". Los banquillos estaban repletos de viejas glorias del dream team: Laudrup y Milla frente a Koeman y Bakero. Y el resultado fue un peñazo insufrible en el que uno (el Getafe) quiso, pero no supo, y el otro (el Valencia) se armó hasta los dientes con tal de arrancar un mísero empate. Del espíritu libre e imprevisible de aquel legendario Barcelona no hubo ni rastro en el Coliseum Alfonso Pérez.

El Getafe llegó cansado, sin inspiración, como si arrastrara secuelas físicas y mentales del partido de la Copa de la UEFA en Atenas ante el AEK. Y el Valencia... Bueno, primero optó por el plan isla: Villa actuó de Robinson Crusoe, rodeado de los cuatro defensores azulones. Y después vino el plan catenaccio: todos atrás en dos filas defensivas. Entonces ya había sido expulsado Villa por una patadita por detrás a De la Red en los morros del árbitro asistente, con lo que Koeman ya tenía coartada para echar definitivamente el equipo atrás, hacer acopio de medios centro defensivos (Sunny, Marchena y Maduro) y esperar a que acabara el encuentro a cero como si se tratara de un gran triunfo. Ni siquiera tuvo la osadía de que entrara Zigic y así tratar de aprovechar la altura del delantero serbio para cazar algún balón a la olla. Demasiado riesgo para Koeman. Es el tercer empate sin goles que suma el Valencia desde que lo dirige el holandés y, a este paso, va a quedar a años luz de donde estaba el equipo cuando lo cogió: cuarto y a cuatro puntos del líder.

Laudrup, por el contrario, sí fue avanzando a sus jugadores e introduciendo delanteros. Pero el problema lo tuvo en su centro del campo, más espeso que nunca. Ni De la Red, ni Granero, ni Casquero ni mucho menos Pablo Hernández, el ya otra vez valencianista, metieron un pase que valiera la pena para Uche, Manu, Kepa o Albín.

Una chiquillada dejó al Valencia con uno menos toda la segunda parte. Una patadita por detrás a De la Red. Por si había alguna duda, Abbondanzieri corrió a presionar al árbitro para que expulsara al valencianista. El Pato recibió la amarilla, pero consiguió lo que estaba buscando: la expulsión de Villa.

Koeman abandonó toda remota esperanza de victoria y retiró a Banega por Sunny. El Valencia se quedó entonces con tres medios centro defensivos. Es lo que Miguel Ángel Ruiz definió en su día, cuando fichó a Koeman, como el fútbol total.

Sin un gramo de creatividad, el Getafe chocó una y otra vez contra el muro valencianista, sin una ocasión que llevarse a la boca. Un catenaccio del que habría estado orgulloso el mismo Nereo Rocco. Con los centrales valencianistas, Albiol y Helguera, perfectos, concentradísimos toda la tarde.

En el último tramo, Laudrup sacó toda la artillería de la que disponía con el mismo resultado: la nada, la vergüenza para el recuerdo del dream team.

Koeman, contento con el empate: ''Hemos sabido sufrir''