Apto para todos los públicos

Costó mucho acostumbrarse al nombre -una operación más de marketing que de apuesta cultural-, pero con el tiempo CaixaForum se ha convertido en Barcelona en un centro de referencia apto para todos los públicos y todo tipo de intereses culturales. Los 1,6 millones de visitantes que tuvo en 2007 dan cuenta de su popularidad. Juega a su favor que las exposiciones -ahora mismo hay dos espectaculares dedicadas a Chaplin y a los etruscos- son gratuitas, que no impone el respeto sesudo de los museos y que, paralelamente, se producen múltiples actividades de disciplinas muy diversas, desde danza o música a conferencias o pases de vídeo.

CaixaForum Barcelona abrió sus puertas en febrero de 2002, en lo que era una antigua fábrica modernista diseñada por Josep Puig i Cadafalch en 1911 en la falda de la montaña de Montjuïc. También allí la intervención en el inmueble original consistió en "levantar" el edificio para construir en el subterráneo, lo que permitió que el acceso se hiciera por debajo de la fábrica modernista a través de un gran hall de entrada -con diseño final de Arata Isozaki, aunque el conjunto fue proyectado por Roberto Luna- en el que se sitúa también el auditorio, la librería y la mediateca. También abrió con una muestra de la colección de la entidad que, de manera rotatoria e intermitente, ocupa algunas de las tres grandes salas de exposiciones situadas en las antiguas naves fabriles.

Curiosamente, mientras ha aumentado el público de las actividades culturales y se ha demostrado el éxito del modelo CaixaForum (deudor en cierta manera del carácter del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona), la entidad lleva años queriendo quitar hierro a su faceta cultural para dar más protagonismo y presupuesto a sus programas de carácter social. De hecho, el nombre de la Fundación La Caixa prácticamente ha desaparecido. Con todo, la entidad financiera ya ha anunciado que habrá un tercer CaixaForum en otra ciudad española, tal vez andaluza, aún por decidir.