'Ciao', Fenómeno
A sus 31 años, Ronaldo se rompe con el Milan el tendón rotuliano de la rodilla izquierda
Era el minuto 13 del segundo tiempo y el Milan intentaba empatar el partido de Liga aplazado de la jornada 16 con el Livorno (1-1), que se había puesto por delante con un golazo poco antes. Oddo avanzó por la derecha y largó un buen centro. Ronaldo, de 31 años, que había salido enchufadísimo un minuto antes, tras calentar en la banda como un búfalo, buscó la pelota con ventaja en la raya del área pequeña. Batió para saltar con la pierna izquierda, se elevó, pero no llegó a saltar. La bota se clavó en el suelo. Hizo una mueca de dolor, se llevó la mano a la parte exterior de la rodilla izquierda y cayó.
El defensa, que fue al bulto, despejó con las dos manos: penalti. Cuando Pirlo lo metió, Ronaldo ya había abandonado el campo en camilla. Iba llorando y retorciéndose de dolor. Y en San Siro se oyó ese runrún nefasto que acompañan las cogidas de los toreros. Al final del partido, la resonancia magnética confirmó la peor sospecha: rotura total del tendón rotuliano de la rodilla izquierda. El doctor Pascale fechó el plazo de recuperación entre nueve meses y un año. Era el adiós de El Fenómeno, ese delantero genial y desafortunado como ninguno, al que a veces la afición llamó El Gordito. Esta tarde le operarán en París.
El brasileño no podrá jugar en casi un año; esta vez se le quebró la rodilla 'buena'
La cara fúnebre de Adriano Galliani, presidente del Milan, lo explicaba todo al final del partido. Había bajado al vestuario y visto a Ronaldo. "Las victorias, las derrotas, los empates, son parte del juego", dijo el directivo a Sky Televisión, "pero las lesiones así son un infortunio tremendo. Ronaldo estaba llorando de dolor. Tiene un problema en el tendón rotular de la rodilla izquierda, no es el operado en el pasado, pero el problema es serio".
Luego habló el defensa Kaladze, y en sus palabras y su tono se podía detectar la despedida, como si sus compañeros supieran con certeza total que Ronaldo no volverá a jugar más. "Me disgusta mucho por Ronnie", dijo Kaladze. "Es un jugador que ha dado muchísimas satisfacciones y que ha sufrido mucho también. Un gran jugador y un gran hombre, un tipo especialísimo".
Tras varios meses a medio gas, Ronaldo había recuperado la forma últimamente. Se entrenaba con el equipo, tenía ganas otra vez de ser útil. El Milan estaba en plena remontada en la Liga, escalando posiciones hasta colocarse quinto, y ayer se podía poner cuarto superando a la Fiorentina si ganaba. Así que cuando el Livorno se adelantó en el minuto cinco del segundo tiempo con un gran gol de Pulzetti, Ancelotti puso a calentar a la vieja guardia. En el 12, Carlo Ancelotti quitó a Gilardino y al juvenil Paloschi, que el domingo hizo el gol de la victoria a los 20 segundos de sustituir a un compañero, y puso a Inzaghi y a Ronaldo.
Solo un minuto después, en el 13, Oddo avanzó por la derecha y largó un centro de rosca. La jugada era gol o gol, porque Ronaldo había llegado antes que el defensa, con la posición cómoda para tocarla de cabeza y embocarla. Estaba solo en un sitio donde no fallaría ni con una venda en los ojos. Pero la bota se volvió a clavar en la hierba.
Inzaghi fue el primero en darse cuenta, y pidió el cambio a toda prisa. Alguien dijo después que se oyó un crujido en el área. Era la rodilla quebradiza del goleador más eficaz, veloz, directo, limpio, simpático, inteligente, gafado y legendario de la historia del fútbol.
Ronaldo había vuelto a romperse por enésima vez. Él, tan experto en esas lides, sabía que esta vez era también la última. La cara contra la hierba, la boca abierta... No había duda: era la misma lesión que tuvo hace ocho años con el Inter, solo que esta vez en la otra pierna.
"Drama Ronaldo". "Carrera en riesgo". Los titulares de las páginas web italianas expresaron en minutos, y sin ambages, la tragedia de un futbolista mágico, al que esas aficiones torvas que solo disfrutan cuando ganan a toda costa jamás merecieron. Quería retirarse a final de año, pero no pudo ser. Habrá otros sueños, pero no habrá otro Ronaldo.
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