Participar para que seguir avanzando
Siempre que se aproximan unas elecciones es bueno recordar la importancia que tiene para la ciudadanía ejercer su derecho al voto y decidir qué opciones políticas quieren que les representen. Ejercerlo libremente es uno de los actos esenciales de una democracia. No obstante, en ocasiones, a pesar de esta importancia, los índices de participación son muy discretos, y siempre surgen voces interesadas que concluyen: los ciudadanos pasan de la política. No es cierto. Si uno escucha las conversaciones de la gente de la calle, comprueba que sí están interesados por la política, entendiéndola por la gestión de los asuntos públicos para mejorar sus condiciones de vida. Mantienen debates acalorados porque saben que se juegan mucho. El problema surge cuando los partidos políticos entran en debates estériles y endogámicos, alejados de las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos. Ahí se produce la fractura.
En CC OO nos preocupa tremendamente. Creemos que la participación activa de la ciudadanía es la mejor medicina para una democracia sana, de ahí que, cada vez que se acercan las campañas electorales, intentemos centrar el debate político en los temas que verdaderamente preocupan a la ciudadanía y a su bienestar. Lo hacemos así porque nuestro trabajo diario en contacto directo con los trabajadores nos permite tomar el pulso a los problemas que realmente les afectan y preocupan.
Para los comicios de marzo consideramos que el empleo, su calidad y la erradicación de la siniestralidad laboral deben ser temas centrales en cualquier programa electoral, y que cualquier partido tiene que apostar por medidas que mejoren la estabilidad en el empleo y garanticen la igualdad plena en el mercado de trabajo. Los accidentes laborales deben acaparar también buena parte del debate electoral, planteando el desarrollo de instrumentos propios de prevención en Andalucía -como recoge el nuevo Estatuto de autonomía- y potenciando la capacidad de acción de la Inspección de Trabajo. Se trata, pues, de establecer garantías jurídicas sólidas para el cumplimento de las leyes laborales. Además hay que debatir sobre el papel que debe jugar el SAE como instrumento de intermediación en el mercado de trabajo, abordar la inmigración con un mayor control de las relaciones laborales y gestionando estas competencias desde la Consejería de Empleo, con la creación de una dirección general.
Otro punto en el debate electoral debe ser la reorientación de nuestro modelo de crecimiento, potenciando el capital y la especialización tecnológicos con fuertes inversiones en I+D+i e infraestructuras productivas, que generen un alto valor añadido y nos hagan más competitivos. Hay que apostar decididamente por el capital humano a través del cumplimiento del Acuerdo por la Educación -y por la escolarización de 0 a 3 años-, que debe recoger incrementos superiores al 10% anual en los presupuestos andaluces. Todo ello en un marco de desarrollo y crecimiento sostenibles.
Y el tercer pilar que debería sostener el debate electoral es la mejora de la protección social y el avance hacia una mayor cohesión territorial y social. Hay que potenciar medidas para la igualdad real independientemente de razones de sexo, edad, nacionalidad o lugar de residencia. Otro tema crucial para la próxima legislatura será la vivienda y el reto de promover la ley que desarrolle el Pacto Andaluz por la Vivienda en el primer año de mandato. Por último, es prioritario aprobar una ley propia de Dependencia en el primer año de legislatura y la creación de la Agencia Andaluza dedicada a gestionar un sistema público de calidad, que garantice la prestación del servicio, en lugar de optar por las prestaciones económicas directas. Todo ello, sin olvidar que esta legislatura debe desarrollar el nuevo Estatuto de autonomía, especialmente garantizando los nuevos derechos que se reconocen para los ciudadanos.
En el juego político electoral no todo debe valer, y mucho menos las propuestas nacidas de la improvisación o que buscan el impacto mediático. Me refiero a esta espiral de rebajas fiscales en la que determinados partidos han entrado y que no benefician en nada al progreso de la sociedad. Desde CC OO rechazamos las rebajas indiscriminadas de impuestos por ser una medida no progresiva y porque nadie ha inventado aún la fórmula mágica que permita ingresar menos y gastar más en educación, sanidad, atención a la dependencia o protección social. Las cuentas así no salen y se reduce el papel del Estado, dejándolo todo en manos de la iniciativa privada, potenciando así las desigualdades y los desequilibrios entre los individuos y los territorios.
El 9 de marzo los trabajadores andaluces tienen una cita importante. Les animo a que ejerzan su derecho al voto, del que, en buena medida, dependerá el futuro de Andalucía. Sólo queda que nuestros representantes políticos se centren en hacer propuestas y debatir aquellos temas que realmente afectan al bienestar de los ciudadanos y al futuro de Andalucía.
Francisco Carbonero Cantador es secretario general de CCOO de Andalucía.
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