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Reportaje:23ª jornada de Liga

Supervivencia sin grandeza

El Barça falló en Sevilla tanto en el intento de no perder como en el de ganar

Ramon Besa

Ya desvencijado por las lesiones, el Barcelona compareció desvertebrado en el Sánchez Pizjuán; mal puesto y estropeado desde la formación. Frank Rijkaard montó dos alineaciones en un mismo partido y ninguna le sirvió. Los azulgrana jugaron de inicio a expensas del Sevilla, como un equipo menor y pusilánime, y sólo tomaron un gol por la sensacional actuación de Valdés. Derrotados al descanso, les faltó carácter para remontar en el último tramo después del gol de Xavi y cuando jugaban en superioridad por la expulsión de Keita.

La sensación es que un equipo corriente habría salido goleado del Nervión mientras que uno campeón habría cantado victoria. Ocurre que el Barça no es ni una cosa ni otra, sino que va descontando puntos en cancha ajena -seis empates y dos derrotas en once partidos- y parece caminar de gol en gol hasta la capitulación: no marca dos tantos en un mismo partido desde el 12 de enero o, en otros términos, desde la partida de Eto'o suma siete encuentros a cero o a uno en su casillero. El papel de víctima con el que acudió al Sánchez Pizjuán sólo le sirvió para engatusar al Sevilla, que dio el partido por acabado con 1-0, porque después le faltó épica y rebeldía para salir del empate: 1-1.

Ronaldinho fracasó como francotirador tras ser irreconocible como jugador
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Los azulgrana fueron un equipo irreconocible en su salida al campo y fracasaron en las distintas líneas, especialmente en el ataque, porque Iniesta quedó inutilizado como pasador por su marcaje a Alves; Henry no tuvo influencia por jugar de espaldas y no de cara, siempre retrocediendo en vez de avanzar, pendiente de tapar a Poulsen más que de estirar a su equipo con sus desmarques, y no hubo noticias de Messi, incómodo como 9, insustancial, desaprovechado, disminuido frente al protagonismo de Giovani, tan activo como sobrevalorado.

La mecánica del juego varió tras el descanso porque el entrenador cambió los papeles y Messi recuperó el protagonismo desde la banda. La Pulga desequilibró con sus arrancadas, habilitó a Xavi en el 1-1 y generó las suficientes ocasiones a balón parado para que resolviera Ronaldinho. Ronnie, sin embargo, fracasó estrepitosamente como francotirador después de ser irreconocible como jugador. El brasileño empeora con los partidos. No es titular desde el clásico y pierde protagonismo como suplente: ha jugado 13 de 23 partidos de Liga y es el número 12 del plantel en cuanto a minutos. Ronaldinho ha perdido la puntería -su último gol se remonta al 12 de diciembre, ante el Stuttgart- y el Barça se ha desfigurado -la alineación de Oleguer delata su precariedad. Extraña el equipo a jugadores concretos ante tanto barroquismo y le falta sutileza táctica: el sábado no reparó en forzar una segunda tarjeta a Alves o atacar a Adriano.

A día de hoy, el Barça se ha alargado demasiado, incapaz de llenar el campo tras ganar dos Ligas en cancha corta y ancha, y ha perdido velocidad y determinación. Escaso de juego y ocasiones, tampoco tiene grandeza, de manera que sus partidos parecen ser ejercicios de supervivencia. Parece un equipo ajado.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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