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Reportaje:

Alicante, ciudad sin plan

Alperi intenta desde 1999 elaborar un nuevo PGOU que sustituya al de 1987

El alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, del PP, intenta desde hace casi diez años sin éxito de dotar a la ciudad de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). El planeamiento debería sustituir al actual, vigente desde el año 1987. Entretanto, en esta década de promesas incumplidas los conservadores han gestionado el urbanismo de la ciudad a golpe de modificación puntual del ya obsoleto plan de 1987. Durante este periodo, el equipo de gobierno se ha visto obligado hasta en 27 ocasiones a recurrir a la fórmula de la modificación puntual para dar cabida a otras tantas iniciativas urbanísticas. Alperi, tras el sonoro y polémico fracaso de dotar a la ciudad con un PGOU inspirado en la filosofía del prestigioso arquitecto catalán Lluis Cantallops, dispone ahora de solo dos meses, si el Consell no lo remedia, para iniciar los trabajos del nuevo Plan General. De lo contrario, tendrá que iniciar los trámites desde el principio y de nada habrá servido el trabajo realizado por Cantallops. El concierto previo autorizado el 25 de marzo de 2003 por la entonces Consejería de Territorio y Vivienda expira el próximo 18 de abril. No obstante, el departamento que ahora dirige José Ramón García Antón está dispuesto a echarle un capote a Alperi y dar cobertura a su planeamiento, a través de un nuevo decreto de modificación del Reglamento Orgánico de Gestión Territorial Urbanística (ROGTU).

El primer intento de Alperi fue tras revalidar la alcaldía por segunda vez
El Plan Rabassa causó la primera chispa entre Alperi y Cantallops
La Generalitat ha salido en auxilio del alcalde de Alicante para darle tiempo
Ecologistas creen que se quiere dar cobertura a planes fuera de plazo

El primer intento serio de Díaz Alperi por elaborar un nuevo PGOU para la ciudad se produjo en 1999, nada más revalidar por segunda vez el cargo de alcalde por mayoría absoluta. Ese año el regidor, presa de un arrebato de progresismo arquitectónico, anunció a bombo y platillo el fichaje de Lluís Cantallops como adalid para el diseño del Alicante del siglo XXI. Cantallops fue el arquitecto que abrió Barcelona al mar y participó, junto al mexicano Pedro Ramírez, en el diseño de la ciudad olímpica durante el mandato de Pasqual Maragall. Tras la firma del contrato, que incluía unos suculentos honorarios de cerca de un millón de euros para el equipo, Cantallops se puso manos a la obra y dos años más tarde presentaba su propuesta de concierto previo.

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Este documento (que marca las líneas maestras y la filosofía urbanística del futuro PGOU) fue sancionado por la Consejería de Territorio y Vivienda el 25 de marzo de 2003. El concierto previo contemplaba el Plan Rabassa, proyectado bajo el prisma de Cantallops. Este plan fue, precisamente, la espita que causó la primera chispa entre Alperi y el arquitecto catalán, cuyo planteamiento para el desarrollo del Plan Rabassa era diametralmente opuesto (tanto en la volumetría como en la tipología de edificación) al que acabó presentando el empresario Enrique Ortiz, adjudicatario del mismo. Alperi optó por la alternativa que planteaba el contratista y, tras años de desencuentro, acabó por echar a Cantallops en 2006. El Ayuntamiento de Alicante tuvo que desembolsar 32.770 euros por la rescisión del contrato a Cantallops.

El equipo de gobierno del PP decidió entonces encargar a los arquitectos Vicente Jornet y Francisco Picó un estudio previo para adaptar lo ya revisado a la Ley Urbanística Valenciana (LUV), sustituta de la derogada LRAU. Y a finales de diciembre del año pasado, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Alicante convocó el concurso, presupuestado en 642.640 euros, para finalizar la revisión del plan con la intención de que ésta estuviera lista al término del primer trimestre. En la adjudicación del concurso, el equipo popular aseguró que primaría "la reducción de plazos".

Esta vez tampoco podrá ser. Por eso la Generalitat ha salido en auxilio de Alperi y ya ha anunciado un proyecto para modificar el decreto 36/2007, que a su vez modificaba el decreto de 67/2006 sobre el ROGTU. Aunque la Consejería de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda justifica la iniciativa para cumplir la legislación vigente en materia de paisaje y evaluación ambiental estratégica en la elaboración de los planes generales de los distintos ayuntamientos, el grupo Ecologistas en Acción del País Valenciano sospecha que el motivo último del nuevo decreto sea dar cobertura a planeamientos que se están tramitando fuera de plazo, como es el caso del de Alicante. El grupo asegura que esa normativa no se ha cumplido en la mayoría de los 28 planes urbanísticos tramitados por ayuntamientos valencianos en 2007.

Hasta 27 modificaciones urbanísticas

Los planes generales de ordenación urbana se confeccionan habitualmente con un horizonte de vida máximo de unos diez años, periodo que duplica ya el de la ciudad de Alicante. De ahí que el equipo de gobierno que dirige el alcalde popular Luis Díaz Alperi haya tenido que recurrir a modificaciones puntuales hasta en 27 ocasiones para dar cabida a proyectos relacionados con construcción de viales, cambios en la normativa de ocio y reclasificaciones de suelo.

Además, el documento vigente en la actualidad tampoco ordena proyectos urbanísticos de envergadura que se han planteado en la ciudad de Alicante en el transcurso del último lustro como consecuencia de su crecimiento poblacional (la población censada en la ciudad en 1991 era de poco más de 275.000 habitantes mientras que ronda los 323.000 con datos del año pasado) y necesidad de aumentar sus dotaciones.

El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del año 1987, en este sentido, no hace ninguna referencia al proyecto estrella de Alperi: el Centro de Congresos, ni mucho menos de su emplazamiento actual en el barrio de La Sangueta. La construcción de este centro se coordinará con la remodelación de la zona donde está previsto que se construyan, entre otros, tres nuevos hoteles de lujo. Tampoco hay mención alguna al proyecto actual que se está barajando para soterrar las vías del ferrocarril a su entrada por el casco urbano de Alicante y que incluye una estación intermodal que dará cabida al tren de alta velocidad (AVE). Este proyecto baraja actualmente construir 30 torres que sumarían alrededor de 3.500 viviendas. El documento, igualmente, no prevé nada sobre el último gran proyecto que ha salido a la palestra en la ciudad: la remodelación del estadio de fútbol Rico Pérez, que se proyecta acompañado de una amplia zona comercial de 30.000 metros cuadrados y de un hotel de lujo.

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