Barry Morse, el 'malo' de la serie 'El fugitivo'

Miles de espectadores de todo el mundo recuerdan la serie El fugitivo, un icono del universo televisivo. Barry Morse, el actor que interpretaba al legendario teniente Philip Gerard, incansable perseguidor del inocente doctor Kimble a lo largo de 120 episodios, murió el pasado sábado en Londres, a los 89 años. Un rostro clásico en todo tipo de producciones, cuya carrera abarca más de seis décadas.

Barry Morse nació el 10 de junio de 1918 en Londres y su labor actoral arrancó pronto, tras obtener una beca en la Real Academia de Arte Dramático a los 15 años. Tras graduarse, trabajó en numerosas producciones del West End y en los escenarios teatrales del Reino Unido, preludio de una incansable actividad laboral que le llevó a interpretar cerca de 3.000 papeles en cine, radio, televisión y teatro.

Morse debutaría en la gran pantalla en 1942, en el drama bélico The goose steps out. En los años cuarenta intervendría en una decena de filmes británicos en los que pronto destacaría su rostro duro, de mirada profunda. Sin embargo, llegados los cincuenta se traslada a Canadá para convertirse en un referente de su pequeña pantalla: apareció en tantas producciones que fue conocido como "el test de prueba de la CBC". La radio también disfrutó de su voz, poderosa y honda, en la serie A touch of greasepaint, en antena durante 14 años, dedicada a repasar la historia de la interpretación.

Los sesenta se convertirían en la edad de oro para Barry Morse. Su presencia parecía inevitable en cualquier serie británica y estadounidense: En los límites de la realidad, La nueva generación, Wagon train, Alfred Hitchcock presenta... la relación sería interminable. Su interpretación como agente de policía en Los intocables llevó a los productores de El fugitivo a contratarlo.

Era el año 1963 y comenzaba el apogeo popular para Barry Morse, que convirtió en inolvidable a su implacable personaje de Philip Gerard, perseguidor del doctor Kimble, injustamente acusado del asesinato de su esposa. El propio Morse reconoció haber sido feliz como "el hombre más odiado de América", y eso que sólo apareció en 37 de los 120 episodios.

Desde 1967, la carrera de Barry Morse permaneció viva a un ritmo estajanovista, alternando todo tipo de escenarios. Sin embargo, es de lamentar que el cine no encontrase personajes a la altura de su talento. Morse participó en pocas y mediocres películas, entre las que cabe destacar una excepción: el clásico terrorífico Al final de la escalera, dirigida por Peter Medak en 1980. Continuaría en activo hasta el nuevo milenio y queda como su último trabajo su intervención en la teleserie Icon (2005), adaptación de un best seller de Frederick Forsyth.