Pinchadiscos y estrella a su pesar
Mark Ronson produce a Amy Winehouse mientras pincha en la boda de Cruise
En 1993, este londinense que hoy cuenta con 32 años y es una de las personas más influyentes en el negocio de la música, oficiaba de dj en ignotos clubes neoyorquinos por 50 dólares la sesión. Hace poco más de un año, fue el pinchadiscos oficial de la boda de Katie Holmes y Tom Cruise. Por ello cobró 40.000 dólares, y se llevó una palmadita en la espalda de parte del cienciólogo cuando pinchó un remix del tema de la película Top gun. Mark Ronson es uno de los productores más buscados, el arreglista más demandado, el cazatalentos más avispado y el dj más solicitado por los famosos.
Hijo de una cronista de sociedad y de un apoderado musical, el dj se mudó a Nueva York desde su Londres natal a la edad de siete años, tras el divorcio de sus padres. Criado a base de hip-hop y de los viejos discos de rock de Mick Jones, su padrastro y ex guitarrista de la formación de rock para adultos Foreigner, Ronson complementó su formación musical con esporádicas visitas a su ciudad natal, donde todavía residía su progenitor, quien le alimentaba a base de pop independiente. "La persona con quien me llevo mejor musicalmente es Robbie Williams", ha declarado el creador de Version, disco que le ha valido una nominación al Grammy y que estuvo más de 30 semanas en el top 10 de las listas británicas. Un álbum, su segundo tras el fracaso que significó Here comes the fuzz, en el que aplica una pátina de soul y hip-hop a temas de The Smiths, Coldplay, Britney Spears o Kaiser Chiefs. "La gente no lo sabe, pero Robbie posee una colección de discos increíble".
"La persona con la que me llevo mejor musicalmente es Robbie Williams"
Además, el trabajo de Ronson en Back to black, de Amy Winehouse, le ha valido convertirse en el productor más demandado del momento, con el permiso de Timbaland, amén de devenir en catalizador de la nueva escena soul británica. "No me gustaría convertirme en el productor de las estrellas o el dj de las estrellas", comenta Ronson. "Hay una tendencia a sobrevalorar el papel del productor; por eso, gente como Timbaland o The Neptunes parecen omnipresentes y todopoderosos. Yo no soy así. Si tuviera que compararme con alguien, sería con Quince Jones, y aspiro a parecerme a Rick Rubin. Lo que él ha hecho con Johnny Cash o Neil Diamond es increíble".
Culto, educado, fotogénico y con provechosas amistades, Ronson parece destinado a marcar una época, a pesar de su insistencia en mantenerse en un discreto segundo plano. De momento, trata de equilibrar el respeto underground que le concede el manejo de su sello, Allido, con el que dice no haber ganado un solo dólar, con un constante flirteo con el mundo de las celebridades y las listas de éxito. "Será mi faceta de productor, que me impide convertirme en el centro de atención, pero lo cierto es que mis compañeros me dicen que parece que me aburro sobre el escenario", comenta el hombre que le dio la penúltima vuelta de tuerca al eclecticismo en la música del siglo XXI. "La tendencia en este nuevo siglo es la de ser ecléctico porque sí. Malo. La gente pincha canciones de Bon Jovi o Guns'n'Roses junto a temas de hip-hop y sonríen como idiotas. Yo puedo pinchar rock y hip-hop, pero el rock que yo pongo tiene ritmo. Honky tonk women, de los Rolling Stones, o Back in black, de AC / DC, son grandes hits entre el público del hip-hop". Lo dice el único hombre capaz de remezclar un tema de Dylan (Most likely you'll go your way and i'll go mine para el recopilatorio del pasado año) y no ser deportado al planeta Luis Cobos.
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