Borbones en pelotas y otras españoladas
Para tomar la tensión de mi españolidad me acerqué a ese museo que tiene nombre de reina española y constitucional. Hice un lento paseíllo por lo mejor del imaginario artístico de "lo español". Una valiente exposición llamada: La noche española. Homenaje a Picabia, que pintaba españoladas por encargo.
Creo que lo más adecuado sería ir disfrazado de torero, como Almodóvar en el cuadro de Quintero. O como Picasso en fotos de Man Ray. También se puede optar por el traje de bandolero o de flamenco, como le gustaba retratarse a Ramón Casas. Y es que España fue una curiosa mezcla de Anís del Mono, juergas de colmado, sudores de bailarina, tardes de toros y noches de flamenco. Así la pintaron, bailaron y gozaron los vanguardistas. Y los anteriores, catalanes, vascos o andaluces. Lo español era, como en ese pueblo castellano de Berlanga en Bienvenido Mr. Marshall, ir vestidos de cordobeses.
Los españoles deberíamos vestirnos de cordobeses al menos una vez en la vida, como en 'Bienvenido Mr. Marshall'
Yo pienso que los españoles deberíamos hacerlo al menos una vez en la vida.
No quedaría mal Ferran Adrià en traje de luces y tomando unas gambas en una taberna madrileña. Y a su lado, dando palmas y vestidos de corto, Juan Mari Arzak, Santi Santamaría, Arguiñano y Vicente Todolí.
En la exposición, además de pinturas y esculturas hermosas como una noche de verbena, hay películas. La primera mujer filmada en la historia del cinematógrafo. Española, flamenca y bailaora, Carmencita. Captada en Nueva York por Thomas Alba Edison. También están La Argentina, Antonia Mercé, que enamora con su picardía y su arte. Y el genio sobrio, profundo y macho de Vicente Escudero.
Decía Bergamín, que vivió y murió frente a palacio, que su interés por el cante, el baile, los toros no era "por identidades perdidas en el exilio; al fin y al cabo, buscar las raíces no es más que una forma subterránea del aéreo andarse por las ramas".
Pues no nos andemos por las ramas. Vayamos a ver los originales de esa obra maestra de la sátira y la libertad que en los años del reinado de Isabel II realizaron con seudónimo unos hermanos nada melifluos, nada cursis y nada beatos: Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer. Con el alias de SEM firmaron esas acuarelas en las que se retrataba a los Borbones en pelota. Corte de los milagros, ruedo ibérico, con el padre Claret, la monja de las llagas, los amantes de la reina, el marido cornudo, los presidentes y otros políticos de mucho pecar y robar. Algunas caricaturas se pueden ver en esta curiosa exposición. Bécquer fue un poeta que cuando fumaba veía mujeres desnudas en sus volutas. Un hombre libre bien alejado de esas milicias de la carcundia de la españolada eterna. A cada uno su traje. O su disfraz. Y los Borbones, vestidos y constitucionales. -
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