El Sevilla se traiciona pero gana
El conjunto andaluz logra la victoria ante Osasuna con un gol de penalti en el tiempo de descuento
El Sevilla se jugaba la vida y lo hizo con un plan que traicionaba todo lo que le hizo grande: la planificación, el juego comprometido, el estilo asumido. Su fútbol no salió del hoyo, el resultado se lo arregló un árbitro protagonista. Pero el Sevilla no dejó de ser otro.
Osasuna se esperaba una salida a rebato de los sevillistas, tal y como parecían indicar las lapidarias frases elegidas para que llegaran al público a través de las declaraciones del entrenador, Manolo Jiménez, y el presidente, José María del Nido. Los sevillistas anunciaron conjuro y rabia a la hora de afrontar el encuentro, sin olvidarse de recordarle al contrario que en cualquier momento podrían recordarse a sí mismos. Vamos, que les podría salir uno de esos partidos incontestables que tan frecuentes fueron con Juande. El empuje de los sevillistas no duró más que un rato y los osasunistas se encontraron con que, pese a que se habían preparado para defenderse, mandaban en el partido.
SEVILLA 2 - OSASUNA 1
Sevilla: De Sanctis; Alves, Mosquera, Escudé, Dragutinovic; Navas, Poulsen, Renato (m. 68), Capel (Adriano, m. 61); Kerzhakov (Chevantón, m. 46) y Luis Fabiano. No utilizados: Vargas; Fazio, Duda y De Mul.
Osasuna: Ricardo; Azpilicueta, Josetxo, Miguel Flaño, Monreal; Erice (Font, m. 60), Javi García; Juanfran, Margairaz (Sola, m. 60), Vela (Puñal, m. 82); y Dady. No utilizados: Elía; Javier Flaño y Portillo.
Goles: 1-0. M. 54. Poulsen. 1-1. M. 67. Sola. 2-1. M. 92. Luis Fabiano, de penati.
Árbitro: Iturralde González. Expulsó a Josetxo (m. 85) y Javi García (m. 90) y amonestó a Navas, Miguel Flaño, Vela, Azpilicueta, Dragutinovic, Erice, Poulsen y Chevantón.
40.000 espectadores en el Pizjuán.
Aunque este inesperado dominio del visitante duró poco más de diez minutos, el Sevilla enseñó todos sus males. Todos ellos se resumen en una definición que hasta hace casi nada parecía imposible que se pudiera aplicar al juego sevillista. Ya no es un equipo. Todo lo que pueda hacer, todo lo que pueda lograr este conjunto dependerá de lo que sean capaces algunos de sus futbolistas, de su calidad, personal e intransferible. Como viene siendo habitual, Alves tiró de sus compañeros.. Al lateral brasileño se unió Diego Capel.
En cambio, Poulsen y Renato estuvieron espantosos. El danés salvó la cara con el gol, ya en la segunda mitad, que logró tras empujar, vergonzosamente solo frente a Ricardo para los defensores osasunistas, el saque de una falta que Chevantón -le retiraon en camilla, lesionado- puso frente al área pequeña. El que no se salvó de nada fue Renato. El jugador con más calidad técnica de entre todo el ASevilla, según confiesan sus compañeros, hace meses que no aporta nada. No es la primer crisis del jugador en el equipo. Pero sí que parece la definitiva. Ayer parecía imposible que fuera uno de los protagonistas del baño que el Sevilla le pegó al Barça en la final de la Supercopa de Europa hace dos veranos. Ni él parece saber adaptar su calidad al equipo ni Jiménez parece saber cómo aprovecharla. Porque el Sevilla calidad tiene, pero no sabe qué hacer con ella.
Osasuna, aunque parecía disfrutar, pareció confuso ante el cambio de guión. A la media hora, Monreal envió una falta al palo derecho de la portería de De Sanctis. Plano e intrascendente, el conjunto navarro estaba muy cerca de rentabilizar su viaje a Sevilla. El gol de Poulsen no pareció afectarles mucho. El sencillo plan de Ziganda siguió vigente. Los cambios le dieron vigor y Sola puso el empate. Pero Iturralde les arrebató el beneficio. Y Luis Fabiano, claro. Aunque tuviera que repetir el penalti.
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