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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Ken Nelson, productor de discos

Trabajó con Gene Vincent, Buck Owens y Merle Haggard

Diego A. Manrique

Kenneth F. Nelson, responsable de la rama country de Capitol Records durante casi treinta años, murió en su casa de Somis (California) el domingo 6 de enero, por causas naturales. El productor se encontraba tan sólo a 13 días de cumplir sus 97 años y conservaba sus plenas facultades mentales: el pasado año había publicado su autobiografía, My first 90 years plus 3.

Kenneth F. Nelson, responsable de la rama country de Capitol Records durante casi treinta años, murió en su casa de Somis (California) el domingo 6 de enero, por causas naturales. El productor se encontraba tan sólo a 13 días de cumplir sus 97 años y conservaba sus plenas facultades mentales: el pasado año había publicado su autobiografía, My first 90 years plus 3.

Su trayectoria recuerda que muchos disqueros llegaron a su especialidad por puro azar. Nacido en 1911 en Caledonia (Minnesota), Nelson creció como huérfano en Chicago. Terminó trabajando como chico para todo en la emisora WJJD, donde presentaba las transmisiones de la Sinfónica de Chicago. Hasta que le correspondió ocuparse de Suppertime frolic, un programa en sus antípodas estéticas, dedicado a los oyentes de origen rural, donde actuaban intérpretes locales de sonido hillbilly.

Le fascinó ese descubrimiento. En 1948, empleado en Los Ángeles por el departamento técnico de Capitol Records, presionó a favor de lo que ya empezaba a llamarse country & western music.

Capitol pretendía ser una compañía sofisticada -había sido fundada por el letrista Johnny Mercer y tenía a Frank Sinatra como artista principal-, pero entendió, además, que realmente había un sector del mercado aún por explotar: los sureños que, durante la guerra, emigraron a trabajar en la industria de California.

Como jefe de A & R (Artistas y Repertorio), Nelson logró grandes éxitos con Ferlin Husky, Sonny James, Jean Shepard, Rose Maddox, los Louvin Brothers y Hank Thompson.

Sin saberlo, también posicionó a Capitol como destino para artistas de rockabilly, aquella excitante mutación juvenil de la música sureña: a mediados de los cincuenta, triunfó con Gene Vincent y Wanda Jackson.

Pero Capitol estaba aquejada de una deficiencia de carácter geográfico: tenía su base en Los Ángeles y la producción del country se había centralizado en la ciudad sureña de Nashville, en Tennessee.

Durante un tiempo, Nelson compartió tendencias de Nashville como el countrypolitan, que daba un barniz orquestal a la música vaquera.

Pero el hombre halló un filón propio en la próspera localidad agrícola de Bakersfield, a 150 kilometros de Los Ángeles. El llamado Bakersfield sound era una esbelta destilación del estilo honky tonk, protagonizado por formaciones reducidas de impetu guitarrero, no muy lejanas del rock and roll clásico (hasta los Beatles se sintieron atraídos por el repertorio de Buck Owens).

Aparte de Owens, Nelson fichó en Bakersfield a Merle Haggard y Tommy Collins. Merle Haggard llegaría a ser un fenómeno cultural, al prestar su voz airada a los sentimientos de la América patriótica y conservadora durante los convulsos años de la guerra de Vietnam.

Nelson también guió la metamorfosis de Glenn Campbell, músico de acompañamiento de los Beach Boys, en estrella del country pop.

Finalmente Nelson se jubiló en 1976. Una jubilación relativa: como no podía ser menos, siguió colaborando con el gran Haggard. Su impacto fue fenomenal en el country, a cuya respetabilidad contribuyó sin duda al fundar la Country Music Association. Más allá de esta actividad medular, Nelson también desarrolló algunos otros intereses: amparó las grabaciones de artistas de jazz en Capitol y produjo los populares discos de Stan Freberg, un periodista con vocación satírica.

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