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Reportaje:

Un hervidero de rock y arte

Liverpool estrena a lo grande el título de Capital Europea de la Cultura 2008

Un escuálido submarino amarillo y, en grandes letras, un verso de Imagine, "Above us only sky" ("Por encima de nosotros, solamente el cielo"), me dan la bienvenida cuando aterrizo en el aeropuerto John Lennon de Liverpool. Es el punto de partida del Magical Mystery Tour, que me llevará subido al autobús mágico a muelles de acero y a túneles, a magníficas salas victorianas y a la caverna donde los Beatles iniciaron su carrera en los ya lejanos años sesenta, cuando todavía la ciudad inglesa y sus muelles eran lugares donde se trabajaba duro y se ganaba el dinero suficiente para vivir en una casa con back yard (pequeño jardín trasero) en los suburbios.

Los Beatles están en cada rincón de esta ciudad, que también ha visto nacer a muchos otros músicos, desde Elvis Costello hasta The Christians, pasando por OMD o Frankie Goes to Hollywood
Buen ritmo y deporte han sido los motores, pero el caballo de batalla que ha hecho renacer esta ciudad del noroeste de Inglaterra, que muchos considerarán fea a primera vista, festiva, obrera y futbolera, ha sido la cultura
La Tate es el espacio para el arte contemporáneo más importante fuera de Londres. El enorme centro FACT presenta exposiciones multimedia, y, desde hace algunos años, la bienal de arte congrega obras y artistas de primera fila

En cierto modo, se podría decir que fueron aquellos cuatro melenudos -John, Paul, George y Ringo- quienes salvaron a Liverpool de la decadencia y el olvido que se cernió sobre sus calles a partir de los años setenta. Ellos y otros muchos grupos y cantantes pop del llamado Merseybeat, que impusieron en todo el mundo el sonido más democrático de la historia, así como los dos clubes de fútbol de la ciudad, el Everton y el Liverpool, que la convirtieron, gracias a sus victorias y la pasión a veces trágica de sus aficiones, en la más futbolera de Inglaterra.

Si el Támesis es otra manera de decir Londres, el Mersey es otra manera de decir Liverpool. El río, de poco más de cien kilómetros de largo, enmarca y subyuga la ciudad. Y refleja sus más significativos edificios en sus aguas no demasiado limpias, en ocasiones agitadas cuando sopla el viento del norte: el Royal Liver, con los conocidos pájaros coronando sus dos torres; el Cunard y la sede del puerto con su cúpula. Desde Wirral, adonde he cruzado con un ferry (tarareando la pegadiza canción de los Gerry & The Peacemakers, Ferry cross the Mersey), el horizonte fluvial de Liverpool resulta más pobre y utilitario que el de Westminster. No en vano gran parte de esa orilla está construida en torno a muelles de acero, el Pier Head y el Albert, cuyas construcciones de ladrillo y piedra albergan hoy el Museo Marítimo, una vuelta por el cual da una idea de la importancia del estuario del Mersey, al haber sido cabeza de puente entre América y Europa, y además, centro de la trata de esclavos.

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Melville, el autor de Moby Dick, que conoció Liverpool hacia 1860, cuando se estaba convirtiendo en la primera urbe multicultural de Occidente, la describe como una babel de gentes de todas partes, ajetreo comercial y suciedad. Al sur del Abert Dock se encuentra el Kings Dock, lugar donde se asienta la flamante Arena y centro de congresos, recién terminado para celebrar el 800º aniversario de la ciudad, en 2007, y la capitalidad europea de este 2008.

Liverpool (500.000 habitantes) nunca llegó a ser una urbe monstruosa, y eso se nota en sus acogedores parques y sus barrios céntricos. Al contrario que muchas ciudades europeas de su envergadura, su población ha descendido en 300.000 habitantes entre los años treinta del siglo pasado y la actualidad. Y ahí se va a mantener, a juzgar por los edificios en construcción y los nuevos, la tendencia de las nuevas generaciones a vivir en el centro, gracias a la atracción de la vida cultural y nocturna, que durante este año llegará al paroxismo.

Algunos barrios fueron reconstruidos a consecuencia de los bombardeos nazis de 1942, pero siguen en pie calles que alinean casas georgianas en una concentración mayor que en cualquier otra ciudad de Inglaterra. Y es que desde el punto de vista arquitectónico, Liverpool se encuentra sólidamente asentada en la primera división. Un numeroso elenco de arquitectos firmaron los más de 2.000 edificios catalogados con los que cuenta la ciudad, desde Peter Ellis hasta Norman Shaw, pasando por John Foster.

Una lengua especial

La gente de Liverpool es muy abierta y divertida, casi no parecen británicos. Hablan con gracia y numerosas abreviaturas una lengua que dicen deriva del inglés, y se llaman scouses, por su afición al plato local, una especie de estofado. Es difícil entenderlos al principio. Siempre están de broma. En menos de diez años han logrado levantar una ciudad prácticamente muerta y están orgullosos de ello. El guía del Magical Mystery Tour se deshace en chistes para explicar la ciudad mientras suena una canción (en Liverpool siempre suena una canción que conocemos): Roll up, roll up for the Mystery Tour.

Un buen día, nos dice a los maduros pasajeros del circuito, aunque también hay alguna pareja joven con aire ausente de resaca, el sucio y antes menesteroso Albert Dock se transformó. Restaurantes y bares, lujosos apartamentos, dos museos -el Marítimo y el de los Beatles- y la sucursal norteña de la Tate Gallery se establecieron allí. En torno a Princes Dock, por donde ahora pasamos, los hoteles nuevos brotan entre las grúas, arropando al nuevo auditorio envuelto en cristal color estanque. La vida se ha vuelto cara, es cierto, pero las tripas húmedas de la ciudad vibran de música y conversaciones en el mismo lugar que durante siglos escuchó la armonía metálica que ejecutaban los estibadores.

La actual elegancia no pretende ocultar el carácter proletario de la ciudad, sus gentes trabajadoras y poco estiradas, que saben divertirse como ninguna otra gente en este lado del canal. La mezcla y el multiculturalismo son consustanciales a Liverpool, que tuvo los primeros inmigrantes chinos y africanos de Europa, y una gran colonia irlandesa. Los hinchas más feroces de Inglaterra coexisten con el esnobismo hípico del Grand National. Y el fenómeno beatle y toda la música que fermentó en Mathew Street no surgieron por casualidad, sino como manifestación de un espíritu festivo de raíz obrera.

John, Paul, George y Ringo están en cada rincón de esta ciudad, que también ha visto nacer a muchos otros músicos -desde Elvis Costello hasta The Christians, pasando por OMD, Echo and the Bunnymen, Frankie Goes to Hollywood, China Crisis- y ha servido de plataforma de lanzamiento para grupos como The Who, Rolling Stones y The Kinks. Sortear a los Beatles y su estela no es posible ni recomendable en Liverpool. Si nos emocionan todavía sus canciones, también lo hacen lugares como The Cavern (réplica del local donde fueron héroes locales antes que mundiales), las casas de John y Paul, el pub White Star, Penny Lane y el jardín desolado de Strawberry Fields. Del submarino amarillo que nos recibió en el aeropuerto podemos pasar al Yellow Duckmarine, que navega por el río Mersey, un trayecto de una hora. Al emerger de los bajos techos abovedados de The Cavern nos topamos con Eleanor Rigby en Stanley Street, el personaje de la canción hecho escultura que suscita de inmediato en nuestra memoria aquel inolvidable estribillo fluyendo en la voz fiable de McCartney

: "And all the lonely people" (Y toda la gente solitaria).

Pero ninguno de los miles de fans del club rojo se siente solo. El lema del equipo que entrena Rafa Benítez, You' ll never walk alone (Nunca caminarás solo), una canción de 1945 cuya versión más famosa se debe, una vez más, al grupo del Merseybeat Gerry & The Peacemakers, es coreada en Anfield Road, el estadio del Liverpool situado paradójicamente en el barrio de Everton. Como me gustan las carreras de caballos, me doy una vuelta por el hipódromo de Aintree, donde se corre el Grand National. Con sus 30 obstáculos de seto vivo y cerradas curvas, es una de las carreras de caballos más duras del mundo. El año pasado ganó Silver Birch por muy poco, mientras un caballo cuyo yóquey había caído se mantuvo en cabeza hasta el último tramo. El Grand National se celebra este año especial entre el 3 y el 5 de abril. Quizá pueda uno combinarlo con uno de esos conciertos de Ringo, Costello o McCartney que están programados.

Buen ritmo y deporte han sido los motores, pero el caballo de batalla que ha hecho renacer esta ciudad del noroeste de Inglaterra, que muchos considerarán fea a primera vista, festiva, obrera y futbolera, ha sido la cultura. El cuarteto de oro exprimido hasta la última gota, sí, y la música pop en cada esquina, pero Liverpool ha estado siempre yendo al teatro (el Empire, el Everyman y el Playhouse tienen su propia compañía, pero también están el Neptune, el Royal Court y el Unity), a la sala de conciertos (la ciudad mantiene una activa filarmónica), ha erigido bibliotecas (la William Brown, museo también) y ha mimado a los amantes del arte con sus excelentes museos y más que dignas colecciones de pintura clásica (prerrafaelistas en la Walker Art Gallery) y moderna.

Sudley House alberga una estupenda muestra del arte del siglo XX. Y la Tate, el más importante espacio para el arte contemporáneo fuera de Londres, que este año ha otorgado el Premio Turner en Liverpool a una obra que reproduce la famosa tienda, instalada frente al Parlamento, en Westminster, de un activista contra la guerra de Irak. Además, el enorme centro FACT presenta innumerables exposiciones multimedia, y desde hace algunos años, la bienal de arte congrega obras y artistas de primera fila.

El dinero ha fluido a Liverpool, antiguo feudo radical del laborismo, para despertar una ciudad relegada a la pobreza en la era Thatcher. La red urbana se ha modernizado, y así puede uno pasear sin tener que controlar la dirección del tráfico de William Square a Church Street, y otras calles céntricas repletas de tiendas y glamour, como Castle, Dale y Victoria. El triunfo del neoclasicismo en torno a la calle William Brown resalta la potencia cultural de la ciudad con cuatro moles, la más impresionante de las cuales es Saint George's Hall, edificio favorito del príncipe Carlos.

La arquitectura religiosa es gigantesca y reciente. Las largas naves de la catedral anglicana tienen su réplica, Hope Street arriba, en los vitrales sin parangón de la católica. Entré en el templo más antiguo, Saint Nicholas, la iglesia de los marineros, que levanta su grácil torre frente al río Mersey con la compañía de dos edificios modernos de oficinas. Llegada la noche, cuando el frío húmedo arrecia en los muelles tomados por el último minimalismo, me ha gustado pasear entre las luces y sombras de Chinatown, antes de probar algunos de esos bares y pubs donde tocan bandas que suenan muy bien, un sonido que mantiene viva el alma beat, frenética, de Liverpool.

- José Luis de Juan (Palma de Mallorca, 1956) es autor de Campos de Flandes (Alba, 2004) y Sobre ascuas (Destino, 2007).

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos- Prefijo telefónico: 0044.- Moneda: libras esterlinas (una libra equivale a 1,31 euros).- Situación: Liverpool se encuentra a unos 340 kilómetros de Londres y a 54 de Manchester.Cómo ir- Easyjet (www.easyjet.com) vuela directo a Liverpool desde siete aeropuertos españoles. Por ejemplo, desde Madrid, ida y vuelta, a partir de 52,21 euros, tasas incluidas.- Ryanair (www.ryanair.es) vuela directo a Liverpool desde 13 aeropuertos españoles. Ida y vuelta desde Madrid, con ofertas puntuales, desde 20 euros, tasas incluidas.Visitas- Tate Liverpool (151 702 74 00; www.tate.org.uk/liverpool/). Albert Dock. Liverpool. Abre de martes a domingo, de 10.00 a 17.50. Entre abril y agosto, también abre los lunes. Entrada gratuita. Algunas exposiciones se cobran (en torno a 6,50 euros).- Merseyside Maritime Museum (151 478 44 99). Albert Dock. Liverpool. Abre todos los días de 10.00 a 17.00. Entrada gratuita.- Walker Art Gallery (151 478 41 99). William Brown Street Diario, de 10.00 a 17.00. Entrada gratuita.- The Beatles Story (151 709 19 63; www.beatlesstory.com). Britannia Vaults, Albert Dock. De 10.00 a 18.00. Precio de la entrada, 13 euros.- Magical Mystery Tour (151 236 90 91; www.cavernclub.org).- Foundation for Art and Creative Technology (FACT) (151 707 44 50; www.fact.co.uk). Wood Street, 88.El centro, que incluye un cine, abre de lunes a sábado de 11.00 a 23.00; domingo, de 11.00 a 22.30.- The Yellow Duckmarine (151 708 77 99; www.theyellowduckmarine.co.uk). Albert Dock. El paseo en barco cuesta desde 13 euros por adulto; billete familiar (dos adultos y dos niños), desde 38 euros.Información- Oficina de turismo de Liverpool (www.visitliverpool.com; 151 233 20 08). Con central de reservas hoteleras online y telefónica (151 709 81 11).- Liverpool 2008 (www.liverpool08.com).- Museos de Liverpool (www.liverpoolmuseums.org.uk).- www.albertdock.com.- Turismo británico en España (902 171 181; www.visitbritain.es).

VENTANA AL ARTE Y EL ESPECTÁCULO

RINGO STARR fue, el fin de semana pasado, uno de los encargados de dar comienzo, en la ceremonia de apertura de Liverpool 2008 en el Echo Arena, a un año de cientos de citas culturales. Por delante quedan exposiciones, performances, conciertos, eventos callejeros y deportivos, todos ellos detallados en www.liverpool08.com.MÚSICA. Entre las propuestas sonoras destaca, el 1 de junio, el Liverpool Sound, festival que ocupará el estadio Anfield (el del Liverpool Football Club), y cuyo cartel encabeza Paul McCartney.Del 20 al 26 de agosto se celebra la Semana Internacional de los Beatles (www.cavernclub.org), con conciertosy una subasta. Del 24 al 26 de agosto, las calles de la ciudad se llenarán de actuaciones gratuitas con el Mathew Street Festival. Durante octubre se podrá ver Erics-The Musical, inspirado en la escena punk de los años setentay ochenta, en la sala Everyman (www.everymanplayhouse.com). Y el 6 de noviembre, el Echo Arena Liverpool será este año el escenario de la entrega de los MTV Europe Music Awards.En clave clásica, una fecha destacada: el 4 de septiembre, con un concierto de la Orquesta Filarmónica de Berlín, que interpretará piezas de Wagner y Messiaen bajo la batuta de Simon Rattle, quien rinde así homenaje a Liverpool, su ciudad natal. Será en la Philharmonic Hall de Liverpool, que propone otros conciertos a lo largo de 2008 (ver Www.liverpoolphil.com).EXPOSICIONES. Durante todo el año (y hasta el 1 de abril de 2009), la Tate Liverpool (www.tate.org.uk/liverpool) mantendrá la muestra The Twentieth Century: how it looks & how it felt (El siglo XX: cómo se ve y cómose sintió), con 200 piezas claves de la colección, entre las que se encuentra la escultura Le baiser (El beso, 1901-1904) de Rodin. La Tate celebra, del 3 al 5 de mayo, su 20º aniversario en el muelle Albert de Liverpool. Y del 30 de mayo al 31 de agosto propone una gran muestra sobre Gustav Klimt, con más de cien obras del pintor austriaco. En la Walker Art Gallery (www.liverpoolmuseums.org.uk) se podrá ver, del 18 de abril al 10 de agosto, Arte en la edad del vapor,una muestra sobre la influencia del tren en el arte de los siglos XIX y XX, con cuadros de artistas como Manet, Monet, Van Gogh o Hopper.La viodeoartista y performer suiza Pipilotti Rist aterriza en el centro de arte y tecnología creativa FACT (www.fact.co.uk), del 27 de junio al 31 de agosto. Y del 20 de septiembre al 30 de noviembre, la Liverpool Biennial (www.biennial.com), un festival de arte contemporáneo con varios escenarios.La vida y obra del genial arquitecto suizo Le Corbusier será, del 2 de octubre al 17 de enero de 2009, el tema de una muestra especial en un espacio único: la cripta de la catedral metropolitana (www.liverpoolmetrocathedral.org.uk).ESCENARIOS. Del 29 de mayo al 15 de junio se celebra un centenar de citas de humor (incluido un concurso de talentos), repartidas en 40 escenarios, durante el Liverpool Comedy Festival (www.liverpoolcomedyfestival.co.uk).Y en plena calle, del 1 al 3 de agosto, el carnaval, con fuegos artificiales, un gran desfile al ritmo de samba y fiesta callejera el sábado por la noche.

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