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Reportaje:

Gotas de poesía en la vida real

El coreógrafo Daniel Abreu estrena en Vigo 'Negro', su último trabajo

Los pies pisan la tierra, que se mete debajo de las uñas, de donde se resiste a salir, y deja su huella en el traje que lleva el bailarín con elegancia, también en el torso desnudo de una de sus compañeras. La arena que cubre el suelo es oscura, como las paredes de la sala y las vestimentas de los intérpretes en escena, el tinerfeño Daniel Abreu y las gallegas Andrea Quintana, Janet Novas y Anuska Alonso. El espectáculo que se estrenará mañana en el Teatro Ensalle de Vigo se denomina Negro, un nombre con sugerencias que van más allá del color. "No hace referencia a nada fúnebre ni siniestro, sino que se trata de volver a pintar por encima de todo lo que hemos hecho hasta ahora. Lo cubrimos todo y después rascamos buscando lo que queda por detrás", indica Abreu.

Esta mirada profunda que despliega al comentar su trabajo es la misma que impregna toda la obra, un espectáculo de danza contemporánea cuya motivación es la búsqueda del aliento poético en las acciones de la vida cotidiana.

"Hablamos de la acción física y del objeto que la motiva, como un utensilio que sirvió hace miles de años para que alguien se ganase la vida y llega a nosotros como un hallazgo arqueológico de gran valor, o el movimiento de las madres africanas batiendo la tierra para mecer el sueño de sus hijos, que se duermen pensando en que les están preparando la comida. No sólo se trata de hacer o no de comer, sino de mantener a una persona con vida".

En Negro los cuatro bailarines tienen sus propios cuerpos como únicos instrumentos motores de todas las sensaciones y establecen juegos entre parejas formadas por conceptos en oposición. Los tiempos lentos suceden a los momentos de más barullo y al revés, cambian los ritmos electrónicos a favor de música de sonoridades acústicas. Los cuatro intérpretes convierten toda la sala en escenario, con constantes cruces entre el público e idas y venidas.

Al lado de otros sones incidentales suenan las músicas originales del compositor japonés Masahiro Hiramoto, a quien Abreu conoció por sus trabajos para Provisional Danza, la compañía a la que estuvo vinculado al comienzo de su carrera. La música, un collage, tiene la importancia justa en esta pieza, al estilo de una banda sonora que se echa de menos si falta pero con un protagonismo equilibrado. Para las funciones en la sala viguesa, donde Negro permanecerá en cartel todo el fin de semana, está pensando en introducir más composiciones. "No concibo un estreno o un pase cerrado, ni siquiera una gira, el espectáculo no es un texto concluso sino algo vivo que está en continuo movimiento", explica el coreógrafo canario.

Desde que hace un par de años se constituyó en compañía estable junto a sus tres compañeras, las gallegas Andrea Quintana, de A Coruña; Anuska Alonso, de Vigo, y Janet Abreu, de O Porriño, Abreu apuesta por la creación colectiva. Ya lo probaron en pases de calle en Madrid y Andalucía, así como en su anterior espectáculo, el exitoso Ojos de pez .

Ahora presentan su nuevo espectáculo en coproducción con el Auditorio de Tenerife y el Centro Coreográfico Galego (CCG). A finales de mes lo llevarán al Salón Teatro de Santiago, en marzo visitará Canarias y en abril pasará por Carballo y el Festival Madrid en Danza.

Negro es, además, la primera coproducción de la temporada para la entidad gallega, dependiente del Instituto Galego das Artes Escénicas e Musicais (IGAEM). Además de una dotación económica de 20.000 euros ha recibido acompañamiento del equipo del CCG durante el proceso de creación y una plataforma de difusión.

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