Bólidos bailando el 'twist'
Sin ayudas electrónicas, los pilotos sufren para dominar los monoplazas de F-1, sobre todo con el asfalto mojado
La fórmula 1 baila el twist. Tras la lluvia que cayó durante gran parte de la mañana de ayer en el circuito de Jerez, la mayoría de los pilotos las pasaron canutas para controlar la potencia de sus coches, que constantemente se les fueron de las manos al salir de las curvas lentas y pisar el acelerador. Es la consecuencia de la nueva normativa que prohíbe las ayudas electrónicas en los coches para el próximo campeonato. Culetazo va culetazo viene, la grúa de rescate no dio abasto para aquellos que se vieron sorprendidos por los casi 800 caballos que rinden los propulsores de estos bólidos. En total, siete banderas rojas (se interrumpe la sesión hasta que la grúa rescata al coche que ha tenido el problema), incluidas dos salidas de pista de Lewis Hamilton. Los hubo que bailaron mejor que otros.
"La conducción debe ser más técnica. No puedes ser tan agresivo", dice Massa
Poco después de las doce, un Williams asomó el morro por el garaje y salió al pit lane. Era Nico Hulkenberg, un novato. Se colocó en paralelo a la pista, arrancó y enfiló la primera curva. 30 metros más allá, el latigazo. Resultado: un trompo. Con un acelerón y un golpe de volante, el alemán enderezó de nuevo el coche y siguió su aprendizaje y adaptación a la conducción sin soporte electrónico. Es decir, pilotaje puro. Inmediatamente después apareció como un disparo el Ferrari de Felipe Massa, con la séptima marcha y rozando los 300 km/h. El brasileño redujo cuatro marchas en un pis pas y colocó el coche en la entrada del viraje. A media curva, comenzó a pisar el pedal del gas y, al subirse al piano, mojado y resbaladizo, las ruedas derraparon y el culo de su F2008 le soltó una coz. Faltó poco. Estos sustos son una constante a final de recta, cuando toca acelerar para salir de la primera curva.
Pero los problemas no se reducen sólo a eso. "Para mí, lo más complicado de correr en estas nuevas condiciones es hacerlo sin el repartidor electrónico de frenada", asegura David Coulthard, que ayer se subió por primera vez al Red Bull RB4, el coche que empleará para correr esta temporada. "Sin esta ayuda, se pueden cometer muchos más errores que antes al entrar en las curvas", argumenta el escocés, que, a sus 36 años, es el piloto más veterano del campeonato. Basta con prestar un poco de atención para convencerse de lo que comenta Coulthard. Hasta la temporada pasada, cuando uno de estos pilotos circulaba por una recta a gran velocidad y debía frenar el coche para hacer frente a un viraje, la electrónica le echaba una mano y hacía más difícil que perdiera el control. Ahora, sin la asistencia por ordenador, la habilidad y la sensibilidad que se presupone que tienen estos conductores en el pie derecho adquiere una importancia determinante. En las frenadas agresivas, las pérdidas de tracción pueden provocar que el coche se descoloque y el piloto pierda alguna décima en las curvas.
"Sin el control de tracción", tercia Felipe Massa, "la conducción debe ser más técnica que antes, más suave. Ya no puedes ser tan agresivo porque, si te pasas un poco, las ruedas se clavan, las degradas más de la cuenta y, además, pierdes tiempo". Si el brasileño es uno de los más críticos con la nueva reglamentación, Kimi Raikkonen, su compañero en Ferrari, tiene una opinión distinta. "Conducir sin control de tracción cuando la pista está mojada es divertido", asegura el finlandés, vigente campeón del mundo. "Es un poco más arriesgado porque hay que prestar más atención, pero si a alguien no le gusta, que cambie de trabajo", suelta Iceman.
Lewis Hamilton, que ayer logró el segundo mejor tiempo en Jerez, justo por delante de Fernando Alonso, se alinea con el finlandés. "No creo que sea peligroso en absoluto. Es verdad que la conducción debe cambiar un poco, sobre todo a la entrada de la curva, pero nada más que eso".
Mercedes toma el mando
El constructor alemán Mercedes, mientras, podría asumir el control absoluto de la escudería McLaren-Mercedes, según la revista Motor und Sport. Mercedes controla el 40% de la escudería desde 1995, por un 30% en poder de un consorcio de inversores de Bahrein, un 15% del patrón, Ron Dennis, y otro 15% del empresario saudí Mansour Ojjeh. Mercedes pretende tomar el mando antes del inicio del Mundial, el 18 de marzo, una situación que podría suponer la marcha de Dennis. El británico ha perdido poder tras el caso de espionaje y el enfrentamiento entre Alonso y Hamilton el año pasado.
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