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El PNV culmina su renovación sin cerrar las heridas en Guipúzcoa

El reparto territorial de poder queda intacto en las ejecutivas regionales

Las heridas abiertas en la afiliación de Guipúzcoa volvieron a exhibirse ayer como única excepción al clima de consenso que ha rodeado, en el inicio de la era Urkullu, el proceso congresual y de renovación de cargos del PNV, desarrollado durante medio año.

El consenso fraguado para la asamblea general de diciembre pasado entre los dos sectores del partido se ha transmitido parcialmente a las ejecutivas regionales y a los apoderados en la asamblea nacional, con la salvedad de Guipúzcoa, donde no ha habido acuerdo y Joseba Egibar se rodeará de un equipo monocolor. Será el único.

El hecho demuestra que en Guipúzcoa no se cierran las heridas de la cruenta batalla de 2004 entre Egibar y el anterior presidente, Juan María Juaristi. El carácter monocolor de la ejecutiva de este último quedará ahora como el testimonio de la incapacidad para un acuerdo que sí ha sido posible en el resto de los territorios y de la que ambas partes se culpan mutuamente.

Los críticos a Egibar barajaron ayer acudir a la Comisión de Garantías

El obstáculo principal ha sido la pretensión de Egibar de ser él quien determinara las dos personas, de entre los seguidores de Urkullu, que se incorporarían a la ejecutiva guipuzcoana.

"No han aceptado los nombres que nosotros proponíamos", reconocían ayer mismo, antes de la asamblea regional, fuentes del Gipuzku Buru Batzar (GBB). "Es inaceptable que pretendan imponer ellos quiénes deben ser las personas que nos representen. Eso demuestra que no han tenido voluntad de acuerdo", dijeron integrantes del otro sector. Los oponentes de Egibar colocaron, no obstante, a tres de los suyos en la representación que Guipúzcoa enviará a la asamblea nacional, según fuentes del propio GBB.

Así las cosas, las espadas seguirán en alto, y los seguidores de Juaristi cuestionaban ayer el proceso asambleario interno. En concreto, estaban en liza, y se barajaba incluso la posibilidad de recurrir a la Comisión de Garantías y Control del partido, los votos de once juntas municipales. Ubicadas en el Goiherri, todas ellas son de pequeña dimensión y a los oponentes de Egibar les "consta", según aseguraron a este periódico, que en ninguna de ellas se han celebrado las asambleas preceptivas para mandatar el sentido del voto en la asamblea regional.

Con la excepción guipuzcoana, el PNV ha recuperado en este largo proceso una situación de equilibrio interno que le resultaba imprescindible para abordar un año netamente electoral en condiciones, si no óptimas, aceptables.

En él han mediado la negociación de una ponencia política consensuada entre los sectores encabezados por Iñigo Urkullu y Joseba Egibar, para dar cabida en ella a la consulta del lehendakari, y la renuncia de su anterior presidente, Josu Jon Imaz.

Se abre así la era Urkullu, que tiene ya completa, sin sorpresas de última hora sobre las previsiones existentes, y con caras nuevas en siete de los trece puestos, la ejecutiva con la que gobernará el partido los próximos cuatro años. Del equipo anterior quedan él mismo, Joseba Egibar, Iñaki Gerenabarrena, José ángel Aguirrebengoa, José María Salbidegoitia y Joseba Aurrekoetxea.

La renovación de las ejecutivas provinciales no ha arrojado ninguna modificación respecto al reparto de poder territorial que ya existía entre ambas sensibilidades.

Álava y Guipúzcoa siguen en manos de ejecutivas afines a Egibar, bajo la presidencia de Iñaki Gerenabarrena y del propio Egibar, respectivamente. El sector mayoritario del partido sigue mandando en Vizcaya y también en Navarra, donde continúa José Ángel Aguirrebengoa.

El único rostro nuevo entre los presidentes es precisamente el de Andoni Ortuzar. En abril habrá uno más, tras el relevo de Ramuntcho Camblong al frente de la organización del País Vasco francés. Su sustituto será Aitor Arandia.

En términos globales, los partidarios de Egibar han ganado un puesto en la ejecutiva nacional, un equipo que Urkullu gobernará con ocho personas afectas a sus planteamientos -cinco elegidas en la asamblea nacional y tres presidentes territoriales- y cinco afines a Egibar -tres de ellos también nominados por la asamblea nacional gracias al pacto entre ambos sectores, y dos presidentes de ejecutivas provinciales.

La nueva asamblea nacional se reune hoy mismo, con la misión de ordenar las candidaturas al Congreso y al Senado, ya perfiladas ayer.

VIZCAYA. Nuevo líder

La de Vizcaya es la única ejecutiva regional del PNV cuyo presidente cambia, forzada por el ascenso de su anterior responsable, Iñigo Urkullu, a la presidencia del partido.

Su titular a partir de hoy, Andoni Ortuzar, ha trasladado el espíritu de consenso e integración seguido en la elección de la ejecutiva nacional y ha hecho sitio en la de Vizcaya a dos personas afines al sector de Joseba Egibar, muy minoritario en ese territorio. Se trata de Amaia Arregi y de José Pérez.

Asier Atutxa, Gotzon Lobera, Unai Rementeria, Izartza Zorrozua, Fernando Landa, Xabier Sagredo, Arantxa Aurrekoetxea, Naiara Zamalloa, Gotzon Bilbao y Vanesa Iza completan el equipo fuertemente renovado de la poderosa organización vizcaína, y llamado a convertirse en el principal puntal de Urkullu.

GUIPÚZCOA. Sin consenso

Joseba Egibar repetirá mandato, el último según los estatutos con una ejecutiva monocolor y será el único presidente que gobernará la organización con el conflicto interno en su territorio sin cerrar. Egibar consiguió el apoyo del 90% de los participantes en la asamblea, aunque no se proporcionaron datos sobre la asistencia, que sus críticos llegaron a cuestionarse, por las dudas que les ofrecía el proceso en algunas asambleas municipales previas.

Seis dirigentes repiten: Elías Arrese, Sofía Bereziartua, Idoia Elorza, Patxi Ezkiaga, Jon Jauregi y Lurdes Jauregiberri. Las ocho nueva incorporaciones son María Eugenia Arrizabalaga, Xabier Arruti, Martín Ibabe, Iñigo Juaristi, Xabier Olaizola, Ramón Sarasua, Bakartxo Tejería y Luke Uribe-Etxebarria.

ALAVA. Unanimidad

El regreso a la política de Álvaro Iturritxa, candidato a diputado general en 2003 que renunció a repetir en el intento en 2007, ha sido la principal sorpresa en Álava. Iñaki Gerenabarrena, elegido por unanimidad el jueves y también en su último mandato, renueva equipo, en gran parte forzado por la marcha de seis de sus anteriores colaboradores a la Diputación. Los cinco burukides que repiten, entre ellos su núcleo de confianza, son Nerea Antia, Aitor Telleria, Miguel Ángel Redondo, Josu Joaristi y Nerea Sangroniz. Los nueve nuevos dirigentes son Joseba Amondo, Iñigo Antia, Mónica Arbaiza, Natalia Elorza, Igor Goirizelaia, Félix Ibáñez, Álvaro Iturritxa, Pilar García de Salazar y Luis María Bengoa. Los dos últimos son los nombres pactados con la línea mayoritaria de Urkullu.

La primera decisión

La ejecutiva de Urkullu, ya íntegramente renovada, se reunirá el lunes por primera vez, también con una primera decisión conflictiva sobre la mesa: determinar si el PNV concurre a las elecciones generales en solitario, como ha hecho históricamente y quiere la mayoría, o configura la coalición cuatripartita, partidos nacionalistas con el añadido de Ezker Batua, que ha promovido Egibar.

Se trata del primero de los síntomas de que, bajo la trabajosa búsqueda de la unidad interna llevada a cabo, subsisten diferencias importantes sobre el modo de abordar el futuro, incluso el más inmediato, y en asuntos de gran calado. El malestar causado por la iniciativa unilateral de Egibar, lanzada además a través de una entrevista en el diario Gara, contó desde el principio con la oposición de la mayoría, que trató de abortar la cuestión de inmediato. Egibar, sin embargo, ha logrado mantenerla en candelero y obligar al Euskadi Buru Batzar (EBB) a abordarla y pronunciarse formalmente.

El sector mayoritario del PNV ha aprovechado, por su parte, para recordar a EA que rompió en los comicios municipales de mayo pasado la alianza electoral que mantenían desde 1999 y retar a ese partido a rehacerla.

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