Mujeres de la emigración

En 1950 Gavà tenía 6.860 habitantes. Dos décadas después la cifra se elevó a más de 25.000. Lo que ocurrió en esos 20 años es la suma de historias de vida que han dado forma a la ciudad que hoy es Gavà, forjada en gran parte gracias a los miles de emigrantes que entre las décadas de 1950 y 1960 dejaron las tierras del sur de España para buscar una oportunidad en Cataluña.

El Ayuntamiento y el Centro de Historia de la ciudad, en colaboración con la Diputación de Barcelona, han querido recoger estos años de vida a través de la mirada femenina en la exposición Trayectos. La voz de las mujeres emigrantes, que puede verse en el Museo de Gavà hasta el 24 de febrero. Es un testimonio coral de mujeres, procedentes en su mayoría de Andalucía, Valencia, Castilla-La Mancha, Melilla y Galicia, que llegaron a Gavà durante la posguerra, y que queda recogido en paneles que relatan la transformación de la ciudad.

La exhibición ofrece un audiovisual con testimonio de las emigrantes

"Me vine de Sevilla a Barcelona porque allí ganaba 300 pesetas y aquí podía ganar 1.000", comenta Dolores Arroyo. Recuerdos como éste apuntan a los bajos ingresos, la represión franquista y la búsqueda de trabajo como los principales motivos que originaron este fenómeno migratorio. Una maleta, una cesta de mimbre con comida y algunas lágrimas fueron el único equipaje que la mayoría de mujeres trajeron en su viaje hasta Gavà.

El relato de ese periplo integra la primera parte de la exposición en la que se narran las primeras impresiones sobre una ciudad que se presentaba como muestra de progreso y libertad.

Tanto el Archivo Municipal como las propias protagonistas han cedido al museo fotografías que reflejan sus primeros años en la localidad. La exposición se convierte también en un pequeño expositor de coleccionista que muestra objetos tales como una maleta de finales de la década de 1940, un tocadiscos, periódicos, libros de familia e incluso una motocicleta Guzzi Hispana.

El pluriempleo y la infravivienda caracterizaron los primeros años de muchas de las familias que se forjaron una nueva vida en Gavà. "Nosotros cuatro y mi padre dormíamos en la misma habitación, en dos camas y un capazo con un pie porque la cuna no cabía en esa estancia". Testimonios como el de Conchita reflejan cómo sobrellevaron los recién llegados la adaptación a una nueva realidad.

Con la democracia, el relato de quienes han dado forma a la ciudad llega a su fin. La exposición, sin embargo, guarda un último regalo para el visitante: la posibilidad de poder ver y escuchar a las protagonistas a través de un audiovisual que se proyecta de forma continua en la última estancia de la sala.