"No corro tanto como dicen"
Ya queda menos para volver a ver a Carlos Sainz (Madrid, 12 de abril de 1962) formado en la cola del rancho, con el mono de carreras hecho unos zorros y tras haberse pegado un palizón de kilómetros tragando polvo. Será en el campamento instalado en Ouarzazate, Atar o Kiffa -"sólo conduzco; no sé ni dónde estoy ni por dónde paso", dice-, porque una vez pisa África, el Dakar no entiende de clases ni de pilotos.
Pregunta. Este es su tercer Dakar. En los dos anteriores el coche se le rompió y se quedó sin opciones de luchar por ganar. ¿Sigue pensando que esta carrera es como cualquier otra?
"No pienso que mi estrategia sea mala. Levanto el pie si tengo dudas"
"Tengo mis tácticas, pero creo que puedo ganar a mi manera"
"Aquí pasan cosas rarísimas. Luego, llegas al Lago Rosa y no es para tanto"
Respuesta. Mi mentalidad no ha cambiado, pero ahora tengo más experiencia y conozco mejor esta prueba porque me he visto metido en muchas situaciones. Pero, en definitiva, el Dakar es una carrera más en la que gana el que menos tiempo hace, o sea, el que va más rápido. Antes de inscribirme por primera vez traté de conocer al máximo de qué se trataba, me informé mucho. Realmente, tampoco varía tanto de lo que puede ser, por ejemplo, un Rally Safari. Al final, el Dakar no es más que otra carrera de coches.
P. Stéphane Peterhansel, que lo ha ganado nueve veces, piensa que usted circula demasiado rápido para ganar. ¿Por qué no va un poco más lento?
R. ¡Es que creo que voy lento! Además, hay etapas en las que interesa ir despacio porque estratégicamente no es bueno salir primero al día siguiente. En los dos últimos años no dañé el coche por ir rápido. No creo que mi estrategia sea mala. Puedo garantizar que levanto el pie cuando tengo dudas. Si no, me habría tragado algún bache de los gordos o metido dentro de una duna o algún agujero, y habría arrancado una rueda o la suspensión. Y eso nunca me ha pasado. Nunca he golpeado el coche. No corro tanto como dicen, y la prueba está en que hay etapas en las que me ganan.
P. ¿No le exige demasiado al coche?
R. Mis roturas no fueron consecuencia de mi forma de conducir. En el pasado Dakar, hubo quien dijo que había roto el motor tras pasar un bache enorme, cuando realmente rompí 150 metros antes. Son bulos que se cuentan.
P. ¿Ha variado algún factor a la hora de plantear esta edición?
R. Sí, tanto yo como el equipo. El año pasado hicimos muchos cambios en el coche en cuanto a la puesta a punto, y los resultados demostraron que fueron acertados. Pero nos sorprendió una rotura bastante tonta -un balancín del motor- que nos costó el poder luchar por la victoria tanto a mí como a De Villiers (su compañero en Volkswagen). El equipo se ha concentrado en hacer este Touareg más fiable porque ya era suficientemente rápido. Hemos recorrido muchísimos kilómetros en condiciones similares a las de África.
P. ¿Va más tranquilo entonces?
R. Esperamos que el coche sea más fiable, pero, a pesar de todo, no tengo la certeza de que no se vaya a romper nada. Conozco lo suficiente la mecánica y la carrera como para no poder garantizar nada; en el Dakar eso es imposible. Hay un trabajo que hacen día a día los mecánicos, que deben dejar el coche en las mejores condiciones para salir al día siguiente. Pero hay que pensar que ellos también están cansados, se pueden equivocar y dejar floja una tuerca.
P. Por su mentalidad y educación en el Mundial de Rallies, ¿es frustrante ser reconocido como el más rápido y no ganar?
R. No, porque hay etapas de arena y dunas en las que hay muchos que van más rápido que yo. Hay que saber cómo pasar una duna, saber leerlas y afrontarlas, y eso sólo te lo ofrece la experiencia. Poco tiene que ver conducir por un camino de tierra donde debes ir al máximo, que tiene curvas, trayectorias, trazadas y frenadas y, en definitiva, donde se precisa una técnica específica que es muy diferente de la que se emplea para pasar dunas.
P. Hay quien dice que correr mucho en África puede ser contraproducente.
R. Es que allí no llevas notas, no sabes lo que te vas a encontrar. Por eso hay que guardar un margen de seguridad. Pero también hay que ver a los que dicen que corro mucho, cómo van ellos por las dunas.
P. ¿Le resulta difícil contenerse en los tramos en los que podría ir más rápido?
R. Sí, pero hay que cambiar la mentalidad. Yo estaba acostumbrado a perder 10 segundos y quedarme fuera. Cuando los pierdo aquí, inicialmente me cabreo igual. Pero luego te das cuenta de que el Dakar no se resuelve por segundos sino por minutos. Es importante entender esa filosofía y no hundirse por perder algún tiempo si te quedas varado. Es preferible bajar del coche y aflojar la presión de los neumáticos que ahorrarse esos segundos y arriesgarse a quedarse entrampado.
P. ¿Quiere demostrar que puede ganar a su manera?
R. Tengo mi forma de conducir, mis tácticas, y creo que sí puedo ganar a mi manera. Pero mi ideario no es tan distinto del de los demás. Lo puede corroborar mi copiloto (Michel Périn), que lo ha ganado varias veces. Él sabe que no corremos tantos riesgos como la gente dice.
P. ¿El título de raids demuestra que su método es bueno?
R. He corrido igual, pero sin problemas mecánicos. El año pasado, en Dubai, íbamos primeros, se rompió un palier y se acabó la carrera. Esta vez me quedé atascado. El primero, que era Luc Alphand, arrancó una rueda y acabó ganando Peterhansel. En los raids, puedes llevar 13 días perfectos y al que hace 14 tener que abandonar.
P. En los últimos años, ¿ha variado en algo su manera de conducir?
R. Más allá de que ahora tengo más experiencia en dunas, mi conducción es idéntica.
P. ¿Le atrapa África más allá del Dakar?
R. No demasiado. Pero sí es cierto que hay momentos, parajes y fotos increíbles.
P. ¿Defiende usted el componente épico de esta carrera?
R. Es que aquí pasan unas cosas rarísimas. De repente te encuentras metido en una tormenta de arena, o te pierdes. Siempre tienes que estar pendiente. Puedes meterte en cualquier situación imprevista. Por eso se valora tanto terminar. Luego, llegas al Lago Rosa y no es para tanto.
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