La rivalidad como síntoma de salud

Año impar, temporada preolímpica, un ejercicio sin competición futbolística de selecciones, tiempo para aplaudir rivalidades eternas que sólo reparan en la salud del deporte como la que mantienen Roger Federer y Rafa Nadal, elegidos personajes del año por los deportistas españoles en la encuesta de EL PAÍS.

Alrededor de Federer se proyecta la figura del deportista universal por excelencia. Inigualable como competidor, se bate con el fair-play del mejor gentleman. Únicamente Nadal impidió que el tenista suizo se apuntara los cuatro torneos del Grand Slam, de ahí la actitud reverencial de sus compatriotas. El español disputó el título de Wimbledon y ganó por tercera vez sucesiva Roland Garros, lo que le reafirma como el rey de la tierra batida.

La perseverancia de Nadal le ha permitido superar en el escrutinio a Alberto Contador, a quien le perjudicó la diversificación del voto. El ganador del Tour ha competido por ser el mejor español y ha salido elegido como el deportista revelación, síntoma de su grandeza y talento, depositario como es hoy de las esperanzas de los amantes del ciclismo. A Contador le aguarda, pues, un espléndido futuro y, al mismo tiempo, una gran responsabilidad.

La deportividad es un factor capital para entender la diferencia entre la final del Eurobasket de Madrid y la última carrera del Mundial de fórmula 1. El litigio entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton, resuelto a favor de Kimi Raikkonen, funcionó de forma excelente como novela de intriga y serial televisivo. Los deportistas, sin embargo, han preferido como momento estelar el partido por el oro que España perdió ante Rusia porque incide en la conexión entre la afición y el equipo. La selección de baloncesto transmite unos valores positivos que no necesariamente suponen el triunfo por el punto azaroso y de incertidumbre que siempre tuvo el deporte. Así se explica también el putt que le impidió a Sergio García ganar el Open Británico o la épica remontada de Mayte Martínez en los 800 metros de Osaka. Nadie tiene la fiabilidad de Federer a excepción de Haile Gebrselassie, plusmarquista también en maratón.