El Prat inicia una expansión urbana y crece como centro de comunicaciones
La población tendrá un nuevo ensanche con 7.900 viviendas protegidas
El Prat de Llobregat es un municipio ligado a dos infraestructuras descomunales, el puerto y el aeropuerto, con todo lo bueno y lo malo que ambas comportan. La ciudad, por un lado, aprovecha el enorme impacto económico que generan, pero por otro se ha dado de bruces con la dificultad de realizar una planificación urbanística entre dos macroorganismos económicos en crecimiento, dificultad derivada de la inconcreción de sus fronteras municipales.
Tras la aprobación del plan Delta, en el año 1994, y la fijación de los límites del puerto y el aeropuerto, el Ayuntamiento de El Prat pudo, al fin, trazar las líneas básicas de crecimiento. Ahora lo aborda, asociado siempre a las comunicaciones que suponen el puerto y el aeropuerto, añadiendo a ello una potente estación de trenes.
Más de 13 años después de la firma del plan Delta, el municipio se encuentra inmerso en un proceso de desarrollo que gira en torno a tres ejes: la expansión transversal mediante los ensanches Norte y Sur, una nueva relación con el medio ambiente aprovechando el paso del Llobregat y la presencia de zonas verdes alrededor del municipio y la potenciación de la hasta ahora insuficiente red de comunicación terrestre. La estación intermodal acogerá líneas de metro, Cercanías, alta velocidad, trenes regionales y autobuses.
Además de las grandes obras, el municipio también actúa en proyectos de dimensiones más modestas pero de enorme importancia para los vecinos, lo que su alcalde, Lluís Tejedor (Iniciativa per Catalunya Verds), califica de "equipamientos superlocales".
- Ensanches Norte y Sur, y cubrimiento de la Gran Via. Una vez cubiertas las vías del tren, el siguiente paso en el norte del municipio es salvar la frontera de la Gran Via para expandirse en esa dirección. El proyecto contempla que la Gran Via no se bajará ni un milímetro, sino que será la ciudad la que pasará por encima mediante una plataforma que la cubrirá.
La idea del Consistorio es convertir la superficie de la plataforma en un gran bulevar, una calle de 86 metros de anchura punteada por 600 árboles que el Ayuntamiento quiere completar con zonas para exposiciones y juegos infantiles, y situar quioscos. Para pasar sobre las vías, las calles de la plataforma tendrán un 3% de pendiente.
La superación de la Gran Via propiciará la expansión de El Prat por el norte. Allí se construirá el ambicioso Ensanche Norte, una zona de nada menos que 200 hectáreas (hasta el momento El Prat tiene 380) limitada al este por el río, al norte por la C-32 y al oeste por la carretera del aeropuerto. El Ensanche Norte acogerá dos tipos de edificaciones: viviendas e infraestructuras destinadas sobre todo al sector terciario, pero también al industrial.
El Ayuntamiento y la Generalitat, mediante un consorcio, construirán 7.900 viviendas, la mitad de protección oficial. Entre el cubrimiento de la Gran Via, la creación del Ensanche Norte y la llegada del transporte público se prevé una inversión de 300 millones de euros.
Por el sur la ciudad también crecerá. Su ensanche acogerá 3.000 viviendas, la mitad protegidas, y dará cabida a servicios y equipamientos. El proyecto de ambos ensanches es de tal envergadura que el Ayuntamiento se da de plazo tres legislaturas para acabarlo.
- Estación intermodal. Su construcción cierra el triángulo de comunicaciones de El Prat: aire, mar y, al fin, tierra. La estación intermodal, que ha supuesto una inversión de 80 millones de euros, acogerá las líneas 1 y 9 de metro (en El Prat la línea 2 cambia de nombre y pasa a llamarse línea 9), la 2 y la 10 de Cercanías, el AVE y los trenes regionales, además de líneas de autobuses. Todavía está en obras y se calcula que cuando entre en funcionamiento, a finales de 2010, este centro neurálgico de la comunicación, no sólo del Baix Llobregat sino de toda Cataluña, distribuirá 15 millones de pasajeros cada año. Sus principales características en materia de diseño serán su forma elíptica, el recubrimiento exterior de metal y la luminosidad de su interior.
- Metro. La ubicación de la estación intermodal en El Prat obliga a pensar en la ciudad como centro de las comunicaciones de Barcelona y su área metropolitana y, para ello, es imprescindible extender hasta allí la red del metro. Llegarán dos líneas, la 9 y la 1. La línea 1, que tendrá una sola parada en la estación intermodal, está pensada para el desplazamiento interurbano, mientras que la 9, con 10 paradas en territorio de El Prat, está claramente enfocada a la movilidad urbana y a mejorar los accesos al aeropuerto.
La tuneladora que excavará el túnel por donde discurrirá la línea 9 comienza ya a trabajar en Mas Blau, en el cruce de las calles de Alta Ribagorça y la avenida de Les Garrigues, tras haber superado las pertinentes pruebas.
- Espacios naturales y la playa. "Hemos terminado con el río-cloaca", dice Lluís Tejedor, recordando los tiempos en que el olor pestilente era una de las características del Llobregat. Cinco años después de proponérselo, el Ayuntamiento ha completado la creación de los espacios naturales del río, una serie de actuaciones que preveían cinco nuevos miradores, un centro de información y tres recorridos de diversa longitud.
Otro proyecto de calado es el anillo verde: una conexión de los espacios libres que envuelven El Prat para que puedan ser recorridos a pie o en bicicleta. Estará acabada antes de cuatro años e incluye dos pasos elevados que salvarán, por un lado, la comarcal de El Prat a Sant Boi y la C-32 y, por otro, el estanque del Remolar. A estas actuaciones se añaden las del Parque Litoral, la franja de terreno comprendida entre el aeropuerto, el mar, la Ricarda y el Remolar, que ha supuesto la conversión de terreno privado en público, o las del Parque del Río, en el tramo urbano del Llobregat. En lo que se refiere a la playa, la actuación más destacada es la mejora de la carretera que la une con la ciudad, la llamada carretera o camino de la playa, con la inclusión de un carril bici paralelo a la vía y la construcción de un mirador adyacente al aeropuerto, que desde hace medio año permite observar al espectacular aterrizaje de los aviones sin causar los antiguos problemas de tráfico.
- Mejoras de barrios. Sant Cosme. Además de grandes obras a nivel general, El Prat ha experimentado otras a nivel local, más importantes para los ciudadanos que para la macroeconomía. Una de las más importantes, gracias a la Ley de Barrios, es la mejora del barrio de Sant Cosme, que concentra una gran cantidad de proyectos y obras acabadas.
Entre las actuaciones ya finalizadas destacan la habilitación de viviendas de protección oficial, la reforma de la plaza del barrio de Orcasitas y la urbanización de la plaza de la Amistad, situada ante los nuevos juzgados. Entre las actuaciones de futuro destaca la parada de metro que se llamará Riu Llobregat de la línea 9.
- Nuevo estadio RCD Espanyol. La construcción del nuevo estadio del Espanyol estará acompañada de una ciudad deportiva y un centro lúdico, situados en casi 200.000 metros cuadrados de terreno de la Plana del Galet, un espacio compartido con Cornellà.
Todo el complejo supone una inversión 150 millones de euros, de los que sólo 56 millones son para las obras del estadio, que tendrá capacidad para 38.000 aficionados y recibirá la calificación de cuatro estrellas sobre cinco que otorga la UEFA. La fachada estará formada por piezas translúcidas de los colores del club (azul y blanco). El centro lúdico constará de cinco plantas, 2.800 plazas de aparcamiento, centros comerciales, cines y restaurantes. Toda una apuesta del club, que se aleja de Barcelona y señala al área metropolitana como base social potencial.
- Reconstrucción de la Granja de La Ricarda. Se trata de una operación curiosa e incluso romántica. La ampliación de la pista central del aeropuerto conllevó alguna consecuencia negativa, como la desaparición de la Granja de La Ricarda, un edificio construido en 1910 que llegó a ser uno de los puntales de explotación lechera de España gracias a que introdujo en la península las técnicas que utilizaba la avanzada industria suiza.
El valor arquitectónico del edificio, enmarcado en el modernismo catalán, motivó un acuerdo entre el Ayuntamiento y AENA según el cual la granja sería desmontada pieza a pieza y se reconstruiría entre la carretera de la playa y el camino de Can Silet.
El arquitecto encargado de la reconstrucción es Lluís Domènech, nieto de Lluís Domènech i Montaner, y el coste de las obras, más de tres millones de euros, es asumido totalmente por AENA. Las obras en el nuevo emplazamiento ya han comenzado y se espera que finalicen en 2010.
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