Tres encapuchados se ensañaron con Moreno
El empresario sufre tres fracturas en la cabeza y la cara
Un gran corte en la cabeza, la cara amoratada, los ojos velados por la sangre y en silla de ruedas. Así abandonó a mediodía de ayer la clínica Ruber Internacional el empresario y ventrílocuo José Luis Moreno, seis días después de ser brutalmente apaleado en su casa por unos ladrones.
Un gran corte en la cabeza, la cara amoratada, los ojos velados por la sangre y en silla de ruedas. Así abandonó a mediodía de ayer la clínica Ruber Internacional el empresario y ventrílocuo José Luis Moreno, seis días después de ser brutalmente apaleado en su casa por unos ladrones. La clínica le entregó el parte de alta con el alcance de sus lesiones: la cabeza rota por tres sitios (la parte derecha del cráneo y el pómulo y la órbita izquierdos) y señales de golpes por todo el cuerpo.
"No entiendo por qué seguían pegándome cuando ya estaba casi inconsciente", relató el empresario a la Guardia Civil el pasado lunes en el hospital, en una conversación de media hora que, al no realizarse ante el agente instructor, no tiene categoría de declaración. Les contó, según fuentes de la investigación, que cuando llegaron los encapuchados, tres, él estaba cenando en la sala de proyecciones de la planta baja de su chalé. Se enfrentó a uno de ellos y lo lanzó contra la pared. Los otros dos se abalanzaron sobre él y le golpearon hasta que casi perdió el sentido. Luego, subieron a la planta alta. El empresario calcula que se llevaron dinero y joyas por valor de 240.000 euros.
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