¿Cómo llegar al centro?

El primero comunica. En el segundo, voz automática femenina: "Por saturación en las líneas, rogamos llamen pasados unos minutos". En el tercero, un 902, una mujer de charla pausada. Pero tampoco hay forma. Nadie puede enviarle un taxi. Aún no es mediodía.

La gremial pide más carriles reservados para evitar las colas

El señor X quiere ir al centro de Madrid. Descarta el taxi por negativa telefónica. Aún no lo sabe, pero acaba de empezar su día de furia navideña. Suspira y se va al metro. La red funciona como siempre, pero hay más gente que nunca. Y el paisaje es desolador. Papeles, colillas, bolsas de basura... hasta los restos de un pollo por encargo, con una botella de Fanta medio llena y vasos. Metro asegura que se cumplen los servicios mínimos y no hay riesgo para la salud, pero en los pasillos parece todo lo contrario. "¡Cómo está esto!", comenta una chica rubia. Se cruza con dos hombres de paso rápido. "Sí, hombre, es por la huelga". Cinco días de paro que han convertido el metro en un estercolero.

Algunos acusan a los huelguistas de esturrear basura a propósito. Marta, madrileña, opina que todos tienen derecho a reivindicar, pero que los turistas -unos cuatro millones de visitantes, según el Ayuntamiento- se están llevando una imagen horrible. Y la guatemalteca Rina, que viene de la línea 3, dice que Lavapiés debería llamarse Ensuciapiés porque los zapatos se le quedan pegados al suelo. Al señor X le da igual todo. También que en el momento que cruza junto a una papelera repleta, sindicatos y empresas de limpieza estén en plena negociación, que ayer duró todo el día. Él sólo quiere hacer sus compras y largarse a casa. Al salir a la superficie, casi se asusta. Gente por todas partes. En Preciados, un mimo con el pelo de punta sujeta una maleta con un mensaje: "Bienvenido a Madrid". Al señor X le parece toda una ironía. Suena el móvil. Es una amiga, atrapada en un atasco.